Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles. (Bertolt Brecht)

Muchos me llamaran aventurero, sólo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades. (Ernesto "Che" Guevara)

Aquellos que ceden la libertad esencial para adquirir una pequeña seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad. (Benjamín Franklin)

sábado, 1 de octubre de 2016

Integración, elemento clave para una accesibilidad TIC universal

Accesibilidad integral, necesariamente global. Ya es impensable como sólo necesaria una accesibilidad parcial a determinados productos o servicios: todos son interoperables y están interconectados. Ninguno sin los otros sirven por sí solos para moverse e interactuar con la Sociedad de la Información y la comunicación. El concepto de accesibilidad universal, nacido para el producto, y en todo caso para el servicio TI, se ha quedado corto. De nada nos sirve si no es Integral, de modo que no falle ningún eslabón de la cadena en la ya global Sociedad de la Información: accesibilidad en el producto y el servicio, pero también compatibilidad, multimodalidad, multicanal, multidispositivo, soluciones de comunicación unificadas y accesibles cada una para no romper la accesibilidad en la integración… De forma que se integren tanto terminal o producto de acceso, como información y procesos con foco en la movilidad. Si falla uno de ellos, la Sociedad de la Información Universal se cae. Ya no estamos a principios de los años 80, donde la accesibilidad a nuestra estación de trabajo se ceñía a nuestro pc individual, casi estanco, con escasa conexión a redes y prácticamente nula oferta de servicios conectados. La accesibilidad debe estar integrada en cada escalón de la cadena. Porque, además, el usuario TI ya no sólo es profesional, trabajador en el ramo; ahora todos y cada uno de los usuarios son clientes particulares, a los que cada vez se puede engañar menor en cuanto a las prestaciones que nos venden.
¿De qué nos sirve el poder acceder a Internet desde una Tablet accesible si los documentos, la información, las aplicaciones o los servicios de la red no lo son?.
Es necesario garantizar un mundo donde el intercambio de información digital sea seguro, sí, pero también accesible y fácil, de forma que asegure su uso por todos y mejore la experiencia de los usuarios a través de sus propios dispositivos, que ya le han supuesto un coste: en la nube, en la red, en el hogar, en la ciudad supuestamente inteligente (con impuestos y las consiguientes partidas presupuestarias en lo que toca a las Administraciones), y en la adquisición del producto.
El caso de los wearables (igual puede decirse de IoT) puede ser uno de los más claros y paradigmáticos, por vincular uso personal, llevable, cotidiano, necesariamente conectado, y posibilidades en múltiples campos; entre ellos, la sanidad. ¿Servirán para algo si no se diseñan bajo concepto de accesibilidad total?. ¿Y si no me los puedo poner, por dificultades motrices en las manos? ¿Y si no puedo acceder a sus funciones, por ser ciego, y no diseñarse para ello? ¿Y si …?. Muy cercano al universo wearable, encontramos el “espacio” de la telemedicina. Es cierto que, en este campo, se ha demostrado que los pacientes crónicos que son telemonitorizados ahorran costes y ganan calidad de vida. Ya en noviembre de 2014, en en el I Congreso Nacional de Wearables y Big Data en Salud, fueron presentados proyectos de monitorización en la nube con la inclusión de wearables y juegos. También un proyecto europeo de monitorización remota de pacientes que permitía que los enfermos hepáticos no tengan que pasarse media vida en la consulta. Entre otras novedades atrayentes entonces, la empresa D-LIVER anunció un desarrollo para estos pacientes que sólo debían pincharse el dedo en casa y colocar la muestra en un chip para estar controlados a distancia. El sistema también incluía un wearable o tecnología vestible con el que poder controlar la presión arterial, la temperatura y el ritmo cardíaco. Añadía una serie de ejercicios para tablet con los que controlar la función neuronal, que puede verse afectada con la enfermedad hepática. Vemos que todos estos procesos, ya hace dos años (por la distancia en el tiempo lo pongo como ejemplo, hoy todavía tiene más sentido), requieren de diversas funciones interconectadas e interoperables entre sí. Pero, ¿Y si falla el eslabón de la accesibilidad global en alguno de ellos? ¿Serviría a una persona ciega, con discapacidad auditiva, limitaciones físicas, o mayores?. ¿Dónde quedaría su valor?. ¿Tendríamos que tener dos sistemas paralelos de salud, uno para quienes puedan manejar las tecnologías remotas, y otro para quienes no?. ¿Duplicaríamos el coste, al hacer el servicio ineficiente?.
El mundo hiperconectado es una realidad y va a seguir aumentando. Existe una clara tendencia de crecimiento en el uso de servicios a través de dispositivos moviles. Un sector importante del mercado es la movilidad, hoy en día ya indiscutible, y dentro de este sector, el modelo BYOD (Bring your own device, o trae tu propio dispositivo), decía Federico Dios, senior solutions de Akamei. Y el modelo BYOD, aparte de otras virtudes y entre otras muchas cosas, puede suponer una oportunidad inmejorable de acceso al mercado de trabajo a las personas con discapacidad, al permitirles usar sus ya adquiridos terminales, hardware y sofware, adaptados y adecuados a sus capacidades. Por poner sólo un ejemplo. Un ejemplo claro, además, donde es importante conjugar los criterios de seguridad en los accesos, con de accesibilidad y usabilidad en el mismo.
También es evidente que va a crecer la adopción de las tecnologías que ayuden a incrementar la satisfacción de los usuarios y a fidelizarles. Ya no se puede engañar al usuario, ni despreciar millones de clientes que por sus distintas capacidades necesitan tecnologías accesibles e integración accesible; las personas con discapacidad son clientes cada vez más poderosos, organizados e informados, con una importante presencia en el mercado.
Estamos convencidos de que las tecnología es el elemento clave de dinamización de nuestra economía, palanca de crecimiento y eficiencia y base para construir el futuro de bienestar y prosperidad que nuestro país se merece”. Lo afirmaba Aurora Delgado, directora general de Fujitsu, en una entrevista realizada por Computerworld en marzo 2014. Con un matiz: el mundo TIC es global desde hace tiempo, ya no se ciñe a fronteras territoriales. Y efectivamente, la tecnología es el factor clave del futuro bienestar, pero ese bienestar sólo será eficiente, real, y cierto, si las tecnologías se diseñan y fabrican para adaptarse a las distintas capacidades de todos los usuarios, y a sus limitaciones funcionales y cognitivas. Cada vez se aprecia más una mayor presencia de los clientes en las decisiones de negocio a través de su participación en redes sociales y medios de comunicación en tiempo real. Y las empresas lo saben.
Las organizaciones, sean públicas o privadas, debieran usar tecnologías que permitan una nueva forma de interaccionar con sus usuarios, ciudadanos, clientes o trabajadores, a través de las redes sociales y los dispositivos móviles. Para ello, el usuario, cliente o trabajador, debe poder acceder a esa información y servicios, con independencia de sus capacidades. Hay mucho negocio en juego, si hablamos en términos de mercado; pero también mucho en juego para lograr la garantía de los derechos de la persona, con indepencia de sus capacidades, si hablamos en términos sociales.
El mundo ha entrado en una era de computación integrada que no sólo vendrá determinada por los propios dispositivos, sino por la integración de la tecnología en la vida cotidiana de los usuarios. Intel introducirá una nueva tecnología que incorpora los sentidos de la percepción humana”. Cuando Norberto Mateos, director general de Intel para el sur de Europa, afirmaba esto en marzo 2014, vislumbraba el futuro. Pero para ello, la accesibilidad en cada paso es esencial. Las innovaciones tecnológicas de los fabricantes tendrán sentido y, por tanto éxito, si son capaces de servir de una forma eficiente a estas necesidades sociales, y por qué no, de mercado.
Queda asumido, como ya he afirmado anteriormente, que la accesibilidad a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) es indispensable para las personas para participar como miembros de pleno derecho de la sociedad, para poder ejercer la libertad de elección y para una vida independiente y lo más autómoma posible. Cuando son herramientas diseñadas con criterios de accesibilidad y facilidad de uso (y pensadas para ser integradas con esos criterios), las tecnologías son aplicadas por todas las personas en todos los sectores de la sociedad. La tecnología ha dado lugar a nuevas formas de interacción social, a nuevas formas de gestionar los negocios y la economía productiva, a los cambios en la educación, el empleo y los requisitos de acceso a la cultura y el ocio. La distribución cada vez mayor y el permanente despliegue de las TIC ofrece nuevas oportunidades para distribuir, manipular y almacenar información. El creciente uso de las TIC sólo ofrecerá nuevas oportunidades para las personas con discapacidad en todos esos campos, reduciendo los obstáculos a la participación en la vida cotidiana, si se consiguen eliminar las barreras de accesibilidad en los bienes, productos y servicios tecnológicos actuales, y prevenir los futuros.
La Sociedad de la Información y la Comunicación debe estar al servicio de la persona, y no al revés. Sólo siendo utilizable por todos, será para todos. La tan en boga Transformación Digital sólo puede ser Social (que significa beneficiosa para la sociedad) si contempla la accesibilidad como uno de sus diversos, pero irrenunciable, elementos.