Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles. (Bertolt Brecht)

Muchos me llamaran aventurero, sólo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades. (Ernesto "Che" Guevara)

Aquellos que ceden la libertad esencial para adquirir una pequeña seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad. (Benjamín Franklin)

lunes, 19 de noviembre de 2012

La rentabilidad social de la innovación para la utilización y uso de las TIC’s



Mantenía Daniel Carreño, presidente de la multinacional en España General Electric y de Fenin, la patronal de tecnología sanitaria, la importancia de la innovación en el sistema sanitario en asuntos como la medicina remota. Remarcaba que la eficiencia debía venir principalmente por la innovación, y no necesariamente a través de la inversión sino más bien a través de la gestión de las tecnologías y sus procesos.

Gran parte de las soluciones para lograr una accesibilidad tecnológica puede llegar trabajando la innovación, y esta innovación puede venir por el uso que damos a las TIC’s que tenemos entre manos. “La innovación crea riqueza”, defiende Daniel Calvo, quien junto a Juan Cartagena, dos jóvenes ingenieros y  emprendedores españoles, han creado Tecdas. Consiste en desarrollar interfaces naturales basadas en la tecnología de Microsoft Kinect para permitir a los médicos acceder en tiempo real durante las operaciones a la información médica, las imágenes del paciente y desarrollar distintas operaciones sobre ellas". Permite controlar los equipos del quirófano con los gestos de las manos, evitando infecciones. Innovación sobre inversión ya desarrollada, es decir, innovación sobre tecnología ya presente, la Kinect. Esta afirmación la hace Daniel Calvo desde Tel Aviv, donde ha participado en el Congreso de cerebros “Star Up Nation”. Sin duda, métodos similares son completamente implementables para conseguir una mayor accesibilidad y acceso a la información y los servicios, en tiempo real, para mucha población con discapacidad o limitaciones sensoriales e intelectuales.

Es sintomático que aquellos expertos que ven un poquito más allá, coincidan en una afirmación taxativa: la innovación genera riqueza. Y  bien es sabido, que la riqueza se genera reduciendo costes sobre la investigación no necesaria e incrementando servicios sobre los gastos ya realizados en innovaciones ya reales. La innovación sobre la inversión realizada en tecnología es esencial para convertirse en tecnología social. O dicho de otro modo, la innovación de las ideas aprovechando los productos diseñados a través del gasto proveniente de la investigación y desarrollo.

La verdadera innovación pasa por dotar de contenidos y servicios accesibles, usables  y útiles a las herramientas tecnológicas que vamos teniendo a nuestra disposición día a día. Tomando la accesibilidad en sus dos vertientes: material y económica. El campo tecnológico se ha convertido en un verdadero tablero de ajedrez, donde cada pieza tiene unas capacidades y funciones, desde el más simple peón a la reina, siendo cada una de ellas importante y donde sabiéndolas conjugar y jugar con ellas, podríamos ganar prácticamente cualquier partida en torno a la autonomía y bienestar de la persona.

De hecho, innovaciones verdaderamente revolucionarias y eficaces se están realizando sobre soportes físicos ya creados (smartphones, tabletas o tv-smarttvs) y plataformas ya existentes (google, android, Windows, RIM, IOS…). Antes de crear (sin dejar de crear, por supuesto) es prioritario innovar conocimientos y servicios con nuestras piezas de ajedrez. La experiencia reciente puesta en práctica en dos Institutos de Madrid, de sustituir los libros de texto por tabletas donde se incorporan los mismos y todos los materiales de trabajo, supone un ejemplo claro de innovación en el uso sobre inversión ya realizada. Resultan evidentes las ventajas de llevar el conocimiento de un curso en un aparato de apenas 600 gramos, y cuyo contenido puede ser personalizable, al igual que la interfaz, a las características del alumno. Entre ellas, la posibilidad de adaptabilidad a las limitaciones de alumnos con necesidades especiales, sean motoras, sensoriales o intelectuales. Y por añadidura, la facilidad de transmisión de información y comunicación en tiempo real entre alumnos y profesores, el abaratamiento de los costes y gastos familiares, la rapidez en actualizaciones, y el reciclaje “temporal”: una tableta podría dar uso durante varios años a incontables alumnos, o acompañar al mismo durante varios cursos.

La competencia tecnológica y mercantil, y no necesariamente pensada con matices sociales, está incorporando a la tecnología de consumo posibilidades de accesibilidad, usabilidad y utilización que despreciamos inconscientemente. Prácticamente todos los smartphones que salen al mercado hoy día incorporan cámaras de al menos 8 mx. Las tabletas incorporan de serie cámaras de suficiente resolución. Sin embargo, todo el mundo aprende rápidamente a utilizar su lado lúdico, hacer fotos, y pocos usuarios descubren su potencial para la comunicación a través de servicios de video o videoconferencia, tremendamente necesarias para personas con discapacidad sensorial, o con nuestros mayores.

La tecnología actual viene a ser como nuestro cerebro. Si utilizando nuestra capacidad mental tan sólo al 10 o 15 % de nuestro potencial somos capaces de hacer lo que hacemos, incluso guerras demenciales, con tan sólo el 10 o 15% de las pasibilidades que nos ofrece hoy ya la tecnología actual, el mundo sería  mucho mejor social y humanamente. Así lo demuestran  un grupo de investigadores de la Universidad de Granada, que han desarrollado una aplicación para dispositivos móviles para mejorar competencias básicas como matemáticas, lenguaje, conocimiento del entorno, autonomía y habilidades sociales de niños con trastorno de espectro autista y con síndrome de Down. Picaa, que así se llama la aplicación, gratuita, está pensada para utilizar en dispositivos electrónicos móviles. Multiidioma, su gratuidad ha permitido su rápida difusión, y el beneficio social y ahorro económico es fácilmente constatable.

Es en esencia lo que está ocurriendo con el masivo desembarco de APPs para dispositivos móviles. Se está innovando aprovechando la inversión en investigación y fabricación de productos que se comercializan. La creación de aplicaciones en movilidad dirigidas a la gestión de servicios y utilidades, gran parte creadas buscando aprovechar el auge del comercio y la publicidad electrónica. Aplicaciones pensadas “para llevar en el bolsillo”, en nuestro teléfono inteligente o tableta. La web estática e inamovible de nuestro PC o portátil pasa a ocupar el espacio compartido de nuestro aparato de apenas unos centímetros de ancho y alto.

La aplicación personalizada a través de las APPs puede dotarnos de una enorme cantidad de recursos para generarnos autonomía, seguridad personal y gestión del tiempo, especialmente para personas con alguna discapacidad o limitaciones: en nuestro compañero móvil, smartphone o tableta, podríamos llevar un catálogo de utilidades de forma que tengamos siempre a mano nuestra gestión domótica de la casa, nuestra aplicación sobre información de nuestro entorno y recursos, nuestra comunicación tele o videotelefónica con una sola pulsación táctil con nuestros contactos principales, o la localización de lugares accesibles. En esta línea se ha diseñado la APP Accesibility: una aplicación para movilidad que busca los puntos accesibles de las ciudades, tanto físicos como de servicios. Utilizando geolocalización realidad aumentada, la aplicación orienta al usuario sobre ubicación e itinerario. Pero aún muy por encima de las utilidades que van apareciendo, sin duda la comunicación en movilidad y con telefonía móvil, ha supuesto un salto cualitativo incalculable en la vida diaria de las personas con discapacidad. Así lo expresaba el diputado Francisco Vañó en el III Congreso Nacional CENTAC, sobre lo que ha significado para personas usuarias de silla de ruedas al ir conduciendo en su vehículo: seguridad y autonomía. O para las personas sordas o con discapacidad auditiva, al aparecer los SMS y ahora messengers.

Afortunadamente, incluso la propia accesibilidad o usabilidad física de los distintos aparatos (TV, ordenadores, e incluso tablets y smartphones), va encontrando soluciones a su “inaccesibilidad de uso” innovando en su manejo, buscando éste por vía inalámbrica o sin contacto. Es cierto que la industria fabricante va buscando la sencillez en el uso y eficacia y rapidez en el mismo, por motivos distintos a la eliminación de barreras, pero la consecuencia es que éstas van siendo menos. Cada vez es más habitual leer en los análisis de productos que realizan las revistas especializadas del entorno tecnológico, publicaciones de consumo dirigidas al público general, aspectos que tocan la usabilidad. Así, no es raro encontrar comentarios en estos análisis, del tipo “…sin embargo, el puerto USB resulta incómodo para acceder…”, o “el conector para el cargador está mal situado y resulta difícil…”. Evidentemente, estas apreciaciones no se ha ido realizando pensando en las circunstancias de personas con discapacidad y limitaciones en su destreza funcional, pero sí denota claramente una tendencia positiva en la búsqueda de una cada vez mayor simplificación y facilidad de uso de los productos. La desaparición de cualquier tipo de conexión significará el final de una gran pesadilla para todos aquellos que tenemos dificultades funcionales de destreza. Y ese momento llegará pronto. Aún cuando todavía se encuentran en fase desarrollo, podemos vislumbrar soluciones muy esperanzadoras para disminuir las barreras físicas tecnológicas, como pueden ser las “gafas inteligentes e interactivas” de Sony o el “Project Glass” de Google. O el proyecto Dígitos, desarrollado  por la Universidad de Newcastle y científicos de Microsoft, consistente en un sensor colocado en la muñeca capaz de controlar cualquier dispositivo electrónico con mínimos movimiento de muñeca. “El fin del mando a distancia”, como titulaba el artículo el ABC, quizás sea también el principio del fin de una gran barrera en el uso de muchos aparatos por personas con movilidad reducida.

Lo que ocurre con la tecnología me recuerda muchas veces lo que ocurre con la legislación. Tremendamente abundante y prolífica, en constante crecimiento, y enormemente desconocida. La legislación (los derechos) y la tecnología, áreas que ambas inciden directamente en el bienestar de la persona, tienen muchas connotaciones comunes. En ambos casos no debemos ser expertos en su producción, diseño o funcionamiento, pero sí debemos conocerlos, saber que existen, y cómo hacer uso de ellos. Ante cualquier situación que afecte a nuestros derechos, no tenemos que ser abogados, pero sí conocer que ese derecho existe, y cómo recurrir a un profesional que “nos lo gestione”. Para poder manejar gran parte de nuestro hogar (calefacción, luz, instalaciones domóticas…), acceder a contenidos y servicios digitales, diseñar nuestros viajes o conseguir un certificado oficial, no necesitamos ser ingenieros. Pero sí saber que tenemos recursos tecnológicos para  hacerlo, conocer cuáles son, cómo se usan y qué podemos hacer con ellos. No obstante, existe una importante diferencia entre los dos ámbitos: el derecho escrito no admite innovación, las tecnologías y su uso sí.

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