Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles. (Bertolt Brecht)

Muchos me llamaran aventurero, sólo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades. (Ernesto "Che" Guevara)

Aquellos que ceden la libertad esencial para adquirir una pequeña seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad. (Benjamín Franklin)

jueves, 31 de mayo de 2012

Del concepto tradicional de accesibilidad al futuro de adaptabilidad

La población con discapacidad siempre ha defendido que es el entorno quién debe adaptarse a la discapacidad, para convertirse en accesible y usable. Las NT están siguiendo, en gran forma, ese camino.

El éxito de las NT se ha producido por motivos muy diversos, y distintos para cada elemento y momento. Sin duda, por incrementar la productividad en el trabajo y los negocios, por ser eficaces para la investigación o facilitar la comunicación y gestión del tiempo. Pero también por introducirse en el entorno doméstico, y convertirse en elemento indispensable para el bienestar. La lavadora, el lavavajillas, el microondas, la olla eléctrica, … no dejan de ser tecnología, y en algún momento fueron NT. Hoy su uso es masivo, y nadie concibe la vida sin ellas. Sin embargo, cuando esos aparatos fueron NT, su puesta en marcha era relativamente sencilla: pocos mandos, pocas opciones, bastante intuitivas. El manejo a través de sus controles de ruedecillas o giratorios, hasta llegar a los actuales digitales, y las limitaciones de programación lo facilitaban. Su funcionamiento y opciones se han ido complicando, pero antes, progresivamente, han ido pasando años de, en cierta forma, aprendizaje constante y relativa suficiente lentitud en su evolución para permitir al usuario adaptarse.

Sin embargo, con las llamadas NT de ahora, de los últimos diez años, este proceso de lenta evolución no ha sido tal, muy al contrario; su evolución se ha disparado: en 10 años han aparecido los móviles (hasta llegar a los actuales smartphones), los portátiles, las tabletas, lo eReaders y libros electrónicos, internet y comunicación en movilidad, paso de la TV analógica a la digital y ahora a la interactiva y la 3D… un ritmo vertiginoso que provoca en demasiada población una incapacidad para asimilar, aprender y aprovechar las NT actuales, muy al contrario de las emergentes NT de hace 50, 40 o 30 años.

Es totalmente cierto que esta velocidad de crucero que han cogido las NT y sus desarrollos y aplicaciones han producido una brecha digital en gran parte de la población, especialmente mayores, con discapacidad o limitaciones, y personas con “discapacidad” formativa (población rural, profesionales no cualificados, amas de casa…), y por supuesto, con menores recursos económicos para acceder a ellas. Y esta velocidad de crucero ha impedido que las NT actuales incorporen en gran medida los tan aludidos criterios de accesibilidad tradicionales para personas mayores, con discapacidad o limitaciones, y cuyos exponentes máximos quizás sean internet y los contenidos audiovisuales, una vez que han empezado a introducirse en dichos medios cada vez más servicios impensables hace años, como la administración electrónica, el comercio electrónico o la formación escolar y universitaria. Nunca ha llegado a triunfar la premisa básica del concepto tradicional de accesibilidad, es decir, el diseño centrado en el usuario. Y, lamentablemente, no creo que llegue nunca a contemplarse de manera fehaciente, especialmente para aquellas personas que más lo necesitan, mayores, con discapacidad o limitaciones.

La heterogeneidad de la población con discapacidad o limitaciones y consecuentemente sus necesidades para el acceso, uso y comprensión de las NT actuales es demasiado grande como para pensar que los fabricantes y diseñadores van a  tener el tiempo suficiente para trabajar con criterios centrados en el usuario y para cada usuario (necesidad). Quizás por este motivo empieza a ser conveniente tratar de superar el tradicional concepto de accesibilidad y guerra sin cuartel buscando conseguir diseños centrados en el usuario, para evolucionar hacia otros centrados en el acceso y uso mediante la adaptabilidad de las continuas NT a la persona, y a sus necesidades. Es decir, quizás tengamos que empezar a caminar por otras nuevas estrategias que permitan a los cada vez más numerosos cacharros denominados NT, y puesto que los estamos dotando de inteligencia inconsciente, de conocer y adaptarse a las necesidades del inteligente consciente que la usa. Esta nueva estrategia es posible que sí pudiera conducir a lo que hoy, aún cuando algunos entendamos como obsoleto su concepto, conocemos como accesibilidad.

Sin embargo, silenciosamente, y apenas sin querer, porque ciertamente se está produciendo sin querer pensar en el usuario con discapacidad, limitaciones o mayores de manera consciente, se está produciendo este fenómeno. Paradójicamente, porque la industria y las áreas de I+D+I de las grandes empresas, buscando ampliar el negocio y la población objetivo como compradores y usuarios, también está beneficiando indirectamente a personas con determinadas necesidades. Se está produciendo hoy en día, aún con todas las imperfecciones del mundo, como todo lo que empieza, tal como decía Serrat en su preciosa canción Fue caprichoso el azar:
“…fue sin querer
Es caprichoso el azar,
No te busqué
Ni me viniste a buscar
Yo estaba donde
No tenía que estar
Y pasaste tu…”
Está pasando, aunque sea tan imperceptible que apenas nos damos cuenta, la adaptabilidad de las actuales NT al usuario, a sus preferencias, aspecto éste que no está tan alejado como pudiera parecer del concepto de necesidades. El mando a distancia con el que encendemos nuestro amigo el televisor, nuestro DVD o equipo de música apenas ha cambiado desde su aparición, salvando los múltiples diseños. Sin embargo, desde el momento de que los actuales teléfonos inteligentes, nuestros smartphones nos empiezan a ofrecer la posibilidad de poder reconvertirlos en esos mandos, también vamos a poder configurarlos con múltiples colores, personalizar los tamaños de letras, iconos y símbolos, e incluso manejarlos mediante comandos de voz al tiempo que recibimos su feedback de manera audible también. Esto se está produciendo, y soy de los que piensa que, recalcando de nuevo sus imperfecciones de hoy, más que crear nuevas barreras, la adaptabilidad  de las NT sin querer el consejero delegado de la industria X al usuario y su necesidad, va a producir también sin querer eliminación de barreras.

El fenómeno que se está produciendo con las nuevas tecnologías interactivas está siendo demoledor, y sin duda sorprendente. Hace poco más de diez años conocí una iniciativa obviamente pionera y revolucionaria entonces, enfocada al manejo del ordenador a través del movimiento del iris en el ojo, para personas con graves problemas de movilidad. Su propulsor, José María Arrazola, su proyecto, Iriscom. Algo parecido, pero mucho más evolucionado, es lo que ha introducido Samsung en su nuevo modelo de Smartphone SIII, al incorporar la funcionalidad de seguimiento de textos con la mirada, a la que llama SmartStay, de forma que permite automatizar el movimiento de páginas en libros electrónicos. Evidentemente, no fue ideado para personas con pérdida de movilidad, pero bien puede decirse que esta funcionalidad se adapta a esa pérdida de movilidad.

Hoy día, tecnologías interactivas como la propuesta por Microsoft con su Kinect empiezan a ir mucho más allá, y afortunadamente dejar anticuadas aquellas técnicas, al tiempo que sobrepasan con creces las posibilidades inicialmente previstas por sus desarrolladores al ampliarse su uso fuera de los entornos domésticos, a la educación, sanidad, investigación o rehabilitación. Uno de los motivos de su éxito es la capacidad de adaptabilidad que permite al usuario para interactuar con ella y sus aplicaciones. Superando y evolucionando el producto de Microsoft, y detectando las posibilidades de este futuro inmediato de oportunidades para la industria y el negocio, hace escasos días la compañía Leap Motion presentó su dispositivo denominado Leap, anunciando una precisión 200 veces mayor que la mejor tecnología de detección de movimiento actual en el mercado, y además a precio de lanzamiento muy competitivo, 69 dólares, 55 euros. Tiene el tamaño de un pendrive y una precisión de una centésima de milímetro. Conectado al puerto USB del ordenador o consola, registra, personaliza, y se adapta a las características del usuario. Un paso más, sin duda, en el camino de la adaptabilidad de la NT y superando el rígido concepto tradicional de accesibilidad, vinculado al diseño centrado en el usuario.  

Tecnología de consumo adaptable al usuario. Adaptabilidad que supone, sin duda, avanzar más allá del criterio tradicional de accesibilidad. Los desarrollos en IA, entornos de Inteligencia Ambiental, en entornos domésticos y públicos especialmente, siguen igualmente esta premisa de adaptabilidad al usuario. Y esta misma filosofía es la que impera los desarrollos, también y por citar otro ejemplo, que hace tiempo impulsa el Centro Tecnológico Vicomtech-IK4 cuando empezó a desarrollar el sistema interconectado I2Home, que permite el acceso de las personas con discapacidad o limitaciones y de las personas mayores a todas las tecnologías del hogar, convencidos, y nos les falta razón, de que la industria está sometida a tales niveles de presión del mercado que es y será reacia a normalizar el acceso a sus tecnologías y productos y a implementarlas siguiendo el principio de 'Diseño para Todos'; o aún existiendo determinada normalización técnica, ser capaces de incorporarla y adaptarla a los continuos y novedosos lanzamientos. Del mismo modo y en otro campo, la adaptabilidad a las distintas modalidades de voz y dicción del locutor, sus diferentes modulaciones y la improvisación en la comunicación es lo que persiguen los intentos de subtitulación automática, que sin dudarlo llegarán a buen puerto, y como consecuencia conseguirán una mayor facilidad para la comunicación a las personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas.

Nos estamos saltando, o al menos estamos evolucionando, desde el concepto de diseño centrado en el usuario, al de adaptabilidad del diseño y funcionamiento de cada NT a las preferencias y necesidades del usuario dotándolas de conocimiento e inteligencia inconsciente en aras del negocio (que, por cierto, bienvenido sea si mejora la vida de muchas personas). Esto es lo que propugnan nuevas iniciativas como la web semántica apoyada por Tim Bernard Lee, o como la emprendida por la empresa CSD con su producto Inclusite, a las que todavía y por supuesto sin desconocer que les quedan bastante recorrido de trabajo y mejora, para el acceso a la información y servicios de la web tradicional y en constante evolución. Conscientes que nunca se llegará a una accesibilidad web completa en los millones de páginas y servicios que aparecen y se modifican cada día a través de las reglas teóricamente establecidas por el W3C (y ello suponiendo, que es mucho suponer, que al menos las obligadas legalmente lo cumplan), quedarían fuera de servicio para cientos de miles de personas con necesidades o requerimientos especiales la inmensa mayoría de la información y servicios presentes en el ciberespacio. La estrategia seguida por la empresa CSD, a la que sin duda seguirán otras y se avecina como el futuro, es saltarse la estructura, rodeándola, y aplicar opciones de manejo de la misma y de su contenido mediante sistema de adaptabilidad de la misma a cada necesidad o requerimiento del usuario. En esencia, es similar a las nuevas y múltiples formas de operabilidad que las últimas generaciones de smartphones (insisto, aún con evidentes carencias pero en el futuro cercano sin ellas) empiezan a ofrecer para acceder a su uso, contenidos y aplicaciones: táctil, manual, por voz o gestual.

Si nos olvidamos del concepto purista tradicional y un tanto obsoleto de accesibilidad, estoy convencido que la futura accesibilidad debe ser la adaptabilidad automática o personalizable, en función del banco de conocimiento introducido a cada elemento NT sobre las diversas necesidades humanas de cada usuario, y entre las que indefectiblemente, como parte fundamental de toda población, están las personas con discapacidad, limitaciones y mayores. Es además, y como siempre mantengo, una cuestión de lógica. La adaptabilidad de cada NT que vaya apareciendo o evolucionando al usuario y sus características, lo primero que va a generar es beneficio económico a la industria, empresa  o proveedor de servicios. Entre otras cosas, porque la adaptabilidad de la NT a cada usuario le va a facilitar cada vez más el conocimiento de las utilidades y posibilidades que le ofrecen las TIC’s, actuando de esta forma e irremisiblemente como un dinamizador del mercado y los beneficios. Y podremos resistirnos a ello los que aún conservamos bastante utopía en nuestra vida, pero la realidad es sólo una: “poderoso caballero es don dinero”.

jueves, 10 de mayo de 2012

¿Quién o qué tienen la culpa de la brecha digital?



En estos días se han producido dentro de la industria de la telefonía móvil dos noticias que, aparentemente, sólo representan la aparición en el mercado de nuevos desarrollos en el sector de los smartphones o teléfonos inteligentes. Sin embargo, para quienes nos movemos además dentro de las necesidades de las personas con discapacidad o limitaciones y mayores, nos dicen mucho más Escrutando sus posibilidades, más allá de ver y fijarme en sus imperfecciones, tiendo a  asentarme en mi pensamiento: las tecnologías nos ofrecen cada vez mayores posibilidades de inclusión y beneficios sociales y personales para todas las personas, y no creo, ni mucho menos, que sean la causa de la famosamente llamada brecha digital. Si alguien es capaz de razonarme que las tecnologías, en todos sus productos y servicios, no han producido una mejora en la vida de cualquier persona con limitaciones, quizás me convenza. Una persona ciega, sorda o con discapacidad auditiva, con severas limitaciones en la movilidad, tiene hoy gracias a la tecnología muchas mayores posibilidades y recursos en la educación, el ámbito laboral, la comunicación o el ocio que hace veinte años. No, quizás la famosa brecha digital, más que por la imperfección de las tecnologías, que las tienen, venga dado por el desconocimiento (aprendizaje) de su potencial y recursos, y de su coste económico.

Samsung presentó la semana pasada en Londres el esperado Smartphone Galaxy III, sucesor de su aparato más vendido. Dejando de lado aspectos más “frikis” como su estética, forma y demás características físicas, la evolución que incorpora en su sistema operativo, Android Ice Cream, y funcionalidades de serie, suponen cuando menos nuevas esperanzas de avance en la inclusión facilitada por la tecnología. Sin duda, una de las características más llamativas es su aplicación de seguimiento de la mirada SmartStay, que detecta mientras lees libros electrónicos dónde está la mirada, y si llegas al final para de manera automática pasar a la siguiente. Más allá aún, teóricamente reconoce la posición de lectura del usuario, adaptando y corrigiendo el ángulo de visión mediante un giroscopio y la cámara frontal. En definitiva, incorpora el control con la mirada en el móvil.

La segunda característica enormemente útil para muchas personas con discapacidad o limitaciones, principalmente visión y de movilidad, y para personas mayores, es su control por voz S Voice, que viene a sumarse al ya existente Siri de Apple. Aparentemente, más completo, ya que puede mandar correos, añadir citas de calendario hacer llamadas y búsquedas, o abrir aplicaciones. Sin duda, rápidamente podemos detectar las posibilidades de uso que se abre para muchas personas con limitaciones, y cómo  pueden servir de verdaderas vías de ayuda en su entorno personal, de comunicación, educativo y laboral. Y, por supuesto, incorpora la tecnología NFC, una de las inminentes gran evolución y revolución para el pago de bienes de consumo, el comercio y los usos de los servicios.

Casi simultáneamente, unos días después, la compañía que fabrica Blackberry,   RIM, ha presentado 'BlackBerry Screen Reader', que al igual que el S Voice de Samsung y el Siri de Apple, aumenta las opciones para el usuario de cara a la utilización de las posibilidades de los smartphones o teléfonos inteligentes. El gestor de voz de RIM también proporciona información audible basada en la visual mostrada en el terminal, de manera que el usuario con discapacidad visual o ceguera puede hacer uso del correo electrónico, acceder al calendario o a la agenda de su teléfono de forma más autónoma. RIM poco o nada se había preocupado hasta ahora de aspectos de accesibilidad en sus aparatos. No creo, sinceramente, que ni Samsung, ni RIM ni Apple vayan incorporando estas mejoras por conciencia social; más bien tiendo a pensar que, en definitiva y como he mantenido en continuas ocasiones, la mejora en la visualización por el ciudadano de su imagen de marca con sesgos sociales, significa para ellas un acercamiento al consumidor/usuario sensible y sus entornos cercanos, y simultáneamente un incremento de clientes, ventas y beneficios. Pero, como históricamente se ha dicho, y con todo cariño, si no puedes vencer al enemigo, únete a él. Lo que viene a querer decir que, si tenemos que hacer ganar dinero a la industria y la empresa para que mis posibilidades como usuario tecnológico (con discapacidad, limitaciones o mayores) se incrementen, pues hagámoslo.

Es indudable que las presentaciones y novedades mencionadas anteriormente suponen otro paso para avanzar hacia la igualdad del ciudadano con limitaciones en el uso de las tecnologías. Y por supuesto, es indudable que las tecnologías, tanto en su apartado físico (aparatos) como SO’s y contenido, son imperfectos. Pero también es cierto que su evolución contínua y constante en los últimos veinte años, han mejorado las posibilidades y la vida de muchos ciudadanos. Y es indudable que hay que seguir trabajando y luchando para mejorarla. No obstante, y como me suele ocurrir, quizás vuelva a discrepar con la opinión mayoritaria. Es decir, por supuesto que la imperfección de la tecnología supone un verdadero hándicap para muchos usuarios; pero la verdadera brecha digital o tecnológica viene propiciada no por estas imperfecciones, que también, sino más bien por el desconocimiento por el usuario de las posibilidades, herramientas y aplicaciones que ya incorporan y de cómo se usan. ¿Cuántas personas con discapacidad se enteran de las novedades inclusivas que aparecen en tecnologías de consumo, un día sí y otro también? ¿Con cuántos meses de retraso se van enterando? ¿un año? Un es un curso escolar, demasiado tiempo valioso para una persona con discapacidad. Retraso en el conocimiento que, por cierto, podían paliar en gran medida las asociaciones del sector social, haciendo llegar esta información al usuario final (la mayoría afiliados a alguna asociación y por tanto localizados, por cierto).

Si la anterior supone una primera barrera que incrementa la brecha digital, el coste de las novedades supone el segundo. Samsung Galaxy III tiene una previsión de salida de 700€, las Blackberry no son precisamente económicas, el iPhone de Apple con el Siri ronda los 600€; a lo que hay que sumar las cuotas mensuales de contrato y uso con las operadoras. El coste de las tecnologías en movilidad de gama normalmente alta, las que incorporan inicialmente las novedades, y ahora tan en auge con las tabletas, es extendible al resto, esencialmente las audiovisuales.

El que las tecnologías han supuesto y suponen un avance en la calidad de vida de miles de ciudadanos, y un acercamiento hacia la igualdad social, creo que es difícilmente discutible, más allá de las reconocidas imperfecciones, y que no discuto. Los famosos libros de autoayuda, que se venden por millones y muchos de ellos se convierten en Best Sellers, y que todo el mundo recomienda a sus conocidos y nadie hace caso luego ni los ponen en práctica, proponen indefectiblimente dos premisas: descubrir y aprovechar lo bueno que todas las cosas y circunstancias tienen, y aprender a ver el vaso siempre medio lleno.

Recientemente leí dos noticias en el portal de noticias Sinc – Servicio de información y noticias científicas (que obviamente no tienen nada que ver con los periódicos y publicaciones editados por el mundo asociativo social), que van en esta línea. Por un lado, el desarrollo, prácticamente terminado, que promueve el Centro de Investigación Aplicada Tecnalia, en colaboración con la Fundación Uliazpi. Consiste en detectar las emociones para conocer y aumentar el bienestar de las personas que no pueden comunicarse verbalmente, y poder intervenir así para disminuir su nivel de malestar. El dispositivo transmite las emociones de la persona a sus cuidadores a través de un móvil, para controlar los efectos negativos que ciertos estados de ánimo puedan tener en su salud. Por un lado, mejorará la comunicación entre el paciente y su cuidador; por otro, el móvil funcionará como una herramienta de autorregulación, ya que cuando detecte una emoción negativa intensa, iniciará un mensaje de voz automático para ayudar a tranquilizarle.

La segunda, el trabajo realizado por Óscar Zorrilla , alumno de Ingeniería Técnica en Informática de Gestión de la Universidad de Burgos , que ha desarrollado una aplicación informática para mejorar los ejercicios físicos de rehabilitación que tiene que hacer un paciente. El programa se llama Rehabilit-AR y se basa en la tecnología de realidad aumentada, de manera que una webcam capta los movimientos y la aplicación evalúa si son los adecuados. Oscar ha utilizado la tecnología ya desarrollada y ampliamente conocida por la consola de videojuegos Xbox: Kinect. Las utilidades de esta aplicación son inmensas, y el potencial de ahorro en su coste económico que puede suponer en áreas como la sanidad rehabilitadora, y para el propio usuario evitando desplazamientos, enormes. Este programa ha sido registrado. Se han incorporado dos nuevos socios, Daniel Ballesteros y Ana Isabel Fernández.. ¿Por qué, nos preguntaremos?. Muy sencillo, porque a Oscar se le ha ocurrido decir que, ahora que está en la última fase,  su “meta es lograr un producto que salga al mercado y pueda ser de utilidad”. ¡Qué barbaridad, comercializar algo así!

Seguramente, si las tecnologías tuvieran efectos tan nefastos, y fueran tan imperfectas, no podrían utilizarse para lograr estos productos/proyectos.