Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles. (Bertolt Brecht)

Muchos me llamaran aventurero, sólo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades. (Ernesto "Che" Guevara)

Aquellos que ceden la libertad esencial para adquirir una pequeña seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad. (Benjamín Franklin)

viernes, 14 de diciembre de 2012

Hagamos Marketing de la discapacidad para beneficio de todos



El pasado 12 de diciembre, ¡12-12-12!, se ha celebrado en Madrid el III Congreso de Marketing Móvil, reuniendo a compañías tecnológicas, agencias, medios y anunciantes, para debatir sobre las nuevas tendencias dando a conocer iniciativas para crear mercado en el entorno del móvil. Respecto al evento, hace un resumen muy didáctico la sección de Tecnología de ABC digital, bajo el título “La crisis y la variedad de soportes, barreras contra la inversión en movilidad.  En su desarrollo, queda clara la conclusión de que los dispositivos móviles se han convertido en el soporte clave para las estrategias de marketing. La jornada estuvo salpicada de intervenciones y “frases” muy clarividentes, que no por evidentes pierden importancia. Raúl de la Cruz, director comercial de Microsoft, dejó caer, refiriéndose al objetivo de conseguir incrementar los contenidos digitales, “…para llegar a ese nivel, dijo, todos los  actores del sector deben educar en los nuevos soportes móviles”. Y remarca el artículo que “Todos los ponentes señalaron a la figura del consumidor como «la principal persona que marca la cuota».

Reflexionando sobre lo debatido en el Congreso, no me cabe duda de que a la discapacidad y sus necesidades le hace falta mucho Marketing, y desde luego utilizar mucho el Marketing en movilidad. Entre otras cosas, para hacerse visibles como potenciales consumidores de productos, bienes servicios y, por supuesto, de contenidos accesibles. Francisco Sierra, director de contenidos de Antena 3 Multimedia, comentaba “las posibilidades de las aplicaciones o las denominadas «second screen» para generar contenido por parte de los usuarios, quienes «comentar lo que te gusta o critican lo que estás viendo…”, posibilidades que podrían ser utilizadas con efectividad por la discapacidad para hacer relevantes la falta de condiciones adecuadas de accesibilidad en bienes, productos, servicios y entornos TIC’s.

Para conseguir un objetivo colectivo es necesario generar conocimiento sobre las condiciones que ha de cumplir el objetivo final. La accesibilidad y usabilidad de los bienes y productos TIC’s o vinculados a ellas es un objetivo colectivo, porque tarde o temprano las limitaciones en su uso, en mayor o menor medida, nos afectan a todos. Pero para generar conocimiento en la sociedad, aparte de estar en la virtualidad y las nubes, también hay que estar en la tierra y hacerse ver. Y, ¿dónde está el ciudadano con discapacidad en estos eventos? ¿Le prohíben la entrada? ¿le cobran más? ¿le agreden?. A mí no me ha pasado nunca, pese a ir en silla de ruedas. Ahora bien, otra cosa es que haya podido estar, si las condiciones de acceso no eran accesibles.

Por ello, hay que adoctrinar fuera. Bien sabemos las personas con movilidad reducida y dificultades en la deambulación, que la accesibilidad es esencial para nosotros, pero esa percepción el ciudadano “corriente” no llega a tenerla. Hace unos días, una empresa española de ingeniería, Elea Soluciones, con las ideas muy claras, siguió una estrategia adecuada en la idea de acercar esta percepción al mundo “corriente”. Experta en crear soluciones técnicas de accesibilidad en filosofía de bajo coste, se acercó a los Administradores de Fincas y gestores de comunidades en una jornada de información celebrada en Salamanca, y organizada por Antonio Mateos, de AM-TEL&TIC.  A Elea se le ocurrió que tenía que enseñar sus sistemas de apertura de puertas económicos y tremendamente sencillos de instalar a quien podía hacer negocio con ello, generando dinamismo en el mercado, beneficio económico y todo para llegar al beneficio superior, una mejora en la calidad de vida de miles de personas. No acercó la información al beneficiario, que también, pero que conoce ya sus limitaciones, sino a quien puede ejecutar la solución instalándola. Y además, Elea adoctrinó a los profesionales presentes allí, “sin discapacidad”, dándoles las claves legales previstas en la última reforma de la Ley de Propiedad Horizontal, donde las personas con discapacidad o mayores de 70 años que vivan en una edificio, pueden pedir las obras necesarias, físicas o con elementos electrónicos que necesiten, para su accesibilidad y autonomía. En definitiva generó conocimiento en la empresa (administradores, instaladores…) para que ganen todos. Los datos son abrumadores, ¿en qué comunidad de vecinos de nuestro país no existe una persona con discapacidad o mayor de 70 años?. Con soluciones como las que presenta Elea queda demostrado que la tecnología que genera accesibilidad y usabilidad es tecnología social, beneficia al empresario y al “necesitado”, y no es necesariamente cara. Elea estuvo generando conocimiento en la empresa ordinaria para que las personas con discapacidad resultaran beneficiadas.

Pero la generación de conocimiento también ha de hacerse entre los colectivos afectados. De poco sirve invadir de tuits las redes sociales durante unas horas una mañana o fin de semana, y morirse ahí. Para generar conocimiento social es completamente necesario que los principales colectivos de ciudadanos que deben beneficiarse de condiciones de accesibilidad y usabilidad en los productos y desarrollos TIC’s aprendan a utilizar las innovaciones de presión social que la Sociedad del Conocimiento va poniendo en nuestras manos. Plataformas como la tan “visible” últimamente Change.org podrían ser usadas perfectamente para hacer llegar miles y miles de firmas a fabricantes, desarrolladores y gestores TIC’s la necesidad y la demanda comercial que existe, por qué no, de incorporar las soluciones o condiciones de accesibilidad y usabilidad a los productos y servicios. Es mucho más efectivo. Saca y hace visible la necesidad, pero también el negocio. O haciéndolo verdaderamente “intuible”, creativo, por qué no, transmitiendo mensajes visuales como hace el artista francés JR a través de su proyecto Inside Out Project.

Debemos perseguir que la mejor tecnología de bajo coste accesible y usable sea la tecnología de consumo, es decir, aquella que necesariamente vamos a tener que consumir. Televisores, smartphones, lavadoras, sistemas de pago…, que ya traigan incorporadas las debidas condiciones de uso para todos. Cualquier otra solución que signifique incorporar añadidos a la tecnología de consumo para conseguir su accesibilidad y usabilidad, por económica que sea, supone un sobrecoste.

Y no olvidemos que en la actual Sociedad de la Información y Comunicación tan importante es el producto físico que da soporte a los contenidos, información y servicios, como éstos mismos. En el anteriormente mencionado Congreso Nacional de Marketing Móvil, donde se debatían nuevas estrategias de negocios vinculadas a la movilidad, no estaba la “discapacidad”, entendida ésta como algún profesional o representante de la misma generando conocimiento de las necesidades de la misma entre los profesionales presentes allí. La población con discapacidad es un mercado potencial y facilísimo si se le trabaja bien, simplemente por la lógica más elemental: las facilidades que las TIC’s pueden suponer para miles de personas con discapacidad para el consumo online, por ejemplo, son sin duda un valor añadido muy importante a tener en cuenta. ¿Pero cómo pueden suponer estos señores que existe este mercado potencial, si no ven por allí a ninguna persona con discapacidad? Es aquí, en estos eventos y foros profesionales, donde debiera haber verdaderas manifestaciones de cojos, ciegos, sordos y sillas de ruedas (con todo respeto), deambulando por los pasillos de los Congresos y Ferias, ¡Debiera haber 1000 o más ciudadanos con discapacidad por ahí! A veces, es necesario ver y tocar para creer, como se refleja en un célebre pasaje de la Biblia. La discapacidad es como el hambre, la pobreza o las poblaciones en extinción: si sólo las ves en la televisión, en los informes multipáginas y abundantes, y en las estadísticas que todo el mundo saca, pues que como que te las crees poco.

lunes, 19 de noviembre de 2012

La rentabilidad social de la innovación para la utilización y uso de las TIC’s



Mantenía Daniel Carreño, presidente de la multinacional en España General Electric y de Fenin, la patronal de tecnología sanitaria, la importancia de la innovación en el sistema sanitario en asuntos como la medicina remota. Remarcaba que la eficiencia debía venir principalmente por la innovación, y no necesariamente a través de la inversión sino más bien a través de la gestión de las tecnologías y sus procesos.

Gran parte de las soluciones para lograr una accesibilidad tecnológica puede llegar trabajando la innovación, y esta innovación puede venir por el uso que damos a las TIC’s que tenemos entre manos. “La innovación crea riqueza”, defiende Daniel Calvo, quien junto a Juan Cartagena, dos jóvenes ingenieros y  emprendedores españoles, han creado Tecdas. Consiste en desarrollar interfaces naturales basadas en la tecnología de Microsoft Kinect para permitir a los médicos acceder en tiempo real durante las operaciones a la información médica, las imágenes del paciente y desarrollar distintas operaciones sobre ellas". Permite controlar los equipos del quirófano con los gestos de las manos, evitando infecciones. Innovación sobre inversión ya desarrollada, es decir, innovación sobre tecnología ya presente, la Kinect. Esta afirmación la hace Daniel Calvo desde Tel Aviv, donde ha participado en el Congreso de cerebros “Star Up Nation”. Sin duda, métodos similares son completamente implementables para conseguir una mayor accesibilidad y acceso a la información y los servicios, en tiempo real, para mucha población con discapacidad o limitaciones sensoriales e intelectuales.

Es sintomático que aquellos expertos que ven un poquito más allá, coincidan en una afirmación taxativa: la innovación genera riqueza. Y  bien es sabido, que la riqueza se genera reduciendo costes sobre la investigación no necesaria e incrementando servicios sobre los gastos ya realizados en innovaciones ya reales. La innovación sobre la inversión realizada en tecnología es esencial para convertirse en tecnología social. O dicho de otro modo, la innovación de las ideas aprovechando los productos diseñados a través del gasto proveniente de la investigación y desarrollo.

La verdadera innovación pasa por dotar de contenidos y servicios accesibles, usables  y útiles a las herramientas tecnológicas que vamos teniendo a nuestra disposición día a día. Tomando la accesibilidad en sus dos vertientes: material y económica. El campo tecnológico se ha convertido en un verdadero tablero de ajedrez, donde cada pieza tiene unas capacidades y funciones, desde el más simple peón a la reina, siendo cada una de ellas importante y donde sabiéndolas conjugar y jugar con ellas, podríamos ganar prácticamente cualquier partida en torno a la autonomía y bienestar de la persona.

De hecho, innovaciones verdaderamente revolucionarias y eficaces se están realizando sobre soportes físicos ya creados (smartphones, tabletas o tv-smarttvs) y plataformas ya existentes (google, android, Windows, RIM, IOS…). Antes de crear (sin dejar de crear, por supuesto) es prioritario innovar conocimientos y servicios con nuestras piezas de ajedrez. La experiencia reciente puesta en práctica en dos Institutos de Madrid, de sustituir los libros de texto por tabletas donde se incorporan los mismos y todos los materiales de trabajo, supone un ejemplo claro de innovación en el uso sobre inversión ya realizada. Resultan evidentes las ventajas de llevar el conocimiento de un curso en un aparato de apenas 600 gramos, y cuyo contenido puede ser personalizable, al igual que la interfaz, a las características del alumno. Entre ellas, la posibilidad de adaptabilidad a las limitaciones de alumnos con necesidades especiales, sean motoras, sensoriales o intelectuales. Y por añadidura, la facilidad de transmisión de información y comunicación en tiempo real entre alumnos y profesores, el abaratamiento de los costes y gastos familiares, la rapidez en actualizaciones, y el reciclaje “temporal”: una tableta podría dar uso durante varios años a incontables alumnos, o acompañar al mismo durante varios cursos.

La competencia tecnológica y mercantil, y no necesariamente pensada con matices sociales, está incorporando a la tecnología de consumo posibilidades de accesibilidad, usabilidad y utilización que despreciamos inconscientemente. Prácticamente todos los smartphones que salen al mercado hoy día incorporan cámaras de al menos 8 mx. Las tabletas incorporan de serie cámaras de suficiente resolución. Sin embargo, todo el mundo aprende rápidamente a utilizar su lado lúdico, hacer fotos, y pocos usuarios descubren su potencial para la comunicación a través de servicios de video o videoconferencia, tremendamente necesarias para personas con discapacidad sensorial, o con nuestros mayores.

La tecnología actual viene a ser como nuestro cerebro. Si utilizando nuestra capacidad mental tan sólo al 10 o 15 % de nuestro potencial somos capaces de hacer lo que hacemos, incluso guerras demenciales, con tan sólo el 10 o 15% de las pasibilidades que nos ofrece hoy ya la tecnología actual, el mundo sería  mucho mejor social y humanamente. Así lo demuestran  un grupo de investigadores de la Universidad de Granada, que han desarrollado una aplicación para dispositivos móviles para mejorar competencias básicas como matemáticas, lenguaje, conocimiento del entorno, autonomía y habilidades sociales de niños con trastorno de espectro autista y con síndrome de Down. Picaa, que así se llama la aplicación, gratuita, está pensada para utilizar en dispositivos electrónicos móviles. Multiidioma, su gratuidad ha permitido su rápida difusión, y el beneficio social y ahorro económico es fácilmente constatable.

Es en esencia lo que está ocurriendo con el masivo desembarco de APPs para dispositivos móviles. Se está innovando aprovechando la inversión en investigación y fabricación de productos que se comercializan. La creación de aplicaciones en movilidad dirigidas a la gestión de servicios y utilidades, gran parte creadas buscando aprovechar el auge del comercio y la publicidad electrónica. Aplicaciones pensadas “para llevar en el bolsillo”, en nuestro teléfono inteligente o tableta. La web estática e inamovible de nuestro PC o portátil pasa a ocupar el espacio compartido de nuestro aparato de apenas unos centímetros de ancho y alto.

La aplicación personalizada a través de las APPs puede dotarnos de una enorme cantidad de recursos para generarnos autonomía, seguridad personal y gestión del tiempo, especialmente para personas con alguna discapacidad o limitaciones: en nuestro compañero móvil, smartphone o tableta, podríamos llevar un catálogo de utilidades de forma que tengamos siempre a mano nuestra gestión domótica de la casa, nuestra aplicación sobre información de nuestro entorno y recursos, nuestra comunicación tele o videotelefónica con una sola pulsación táctil con nuestros contactos principales, o la localización de lugares accesibles. En esta línea se ha diseñado la APP Accesibility: una aplicación para movilidad que busca los puntos accesibles de las ciudades, tanto físicos como de servicios. Utilizando geolocalización realidad aumentada, la aplicación orienta al usuario sobre ubicación e itinerario. Pero aún muy por encima de las utilidades que van apareciendo, sin duda la comunicación en movilidad y con telefonía móvil, ha supuesto un salto cualitativo incalculable en la vida diaria de las personas con discapacidad. Así lo expresaba el diputado Francisco Vañó en el III Congreso Nacional CENTAC, sobre lo que ha significado para personas usuarias de silla de ruedas al ir conduciendo en su vehículo: seguridad y autonomía. O para las personas sordas o con discapacidad auditiva, al aparecer los SMS y ahora messengers.

Afortunadamente, incluso la propia accesibilidad o usabilidad física de los distintos aparatos (TV, ordenadores, e incluso tablets y smartphones), va encontrando soluciones a su “inaccesibilidad de uso” innovando en su manejo, buscando éste por vía inalámbrica o sin contacto. Es cierto que la industria fabricante va buscando la sencillez en el uso y eficacia y rapidez en el mismo, por motivos distintos a la eliminación de barreras, pero la consecuencia es que éstas van siendo menos. Cada vez es más habitual leer en los análisis de productos que realizan las revistas especializadas del entorno tecnológico, publicaciones de consumo dirigidas al público general, aspectos que tocan la usabilidad. Así, no es raro encontrar comentarios en estos análisis, del tipo “…sin embargo, el puerto USB resulta incómodo para acceder…”, o “el conector para el cargador está mal situado y resulta difícil…”. Evidentemente, estas apreciaciones no se ha ido realizando pensando en las circunstancias de personas con discapacidad y limitaciones en su destreza funcional, pero sí denota claramente una tendencia positiva en la búsqueda de una cada vez mayor simplificación y facilidad de uso de los productos. La desaparición de cualquier tipo de conexión significará el final de una gran pesadilla para todos aquellos que tenemos dificultades funcionales de destreza. Y ese momento llegará pronto. Aún cuando todavía se encuentran en fase desarrollo, podemos vislumbrar soluciones muy esperanzadoras para disminuir las barreras físicas tecnológicas, como pueden ser las “gafas inteligentes e interactivas” de Sony o el “Project Glass” de Google. O el proyecto Dígitos, desarrollado  por la Universidad de Newcastle y científicos de Microsoft, consistente en un sensor colocado en la muñeca capaz de controlar cualquier dispositivo electrónico con mínimos movimiento de muñeca. “El fin del mando a distancia”, como titulaba el artículo el ABC, quizás sea también el principio del fin de una gran barrera en el uso de muchos aparatos por personas con movilidad reducida.

Lo que ocurre con la tecnología me recuerda muchas veces lo que ocurre con la legislación. Tremendamente abundante y prolífica, en constante crecimiento, y enormemente desconocida. La legislación (los derechos) y la tecnología, áreas que ambas inciden directamente en el bienestar de la persona, tienen muchas connotaciones comunes. En ambos casos no debemos ser expertos en su producción, diseño o funcionamiento, pero sí debemos conocerlos, saber que existen, y cómo hacer uso de ellos. Ante cualquier situación que afecte a nuestros derechos, no tenemos que ser abogados, pero sí conocer que ese derecho existe, y cómo recurrir a un profesional que “nos lo gestione”. Para poder manejar gran parte de nuestro hogar (calefacción, luz, instalaciones domóticas…), acceder a contenidos y servicios digitales, diseñar nuestros viajes o conseguir un certificado oficial, no necesitamos ser ingenieros. Pero sí saber que tenemos recursos tecnológicos para  hacerlo, conocer cuáles son, cómo se usan y qué podemos hacer con ellos. No obstante, existe una importante diferencia entre los dos ámbitos: el derecho escrito no admite innovación, las tecnologías y su uso sí.

viernes, 12 de octubre de 2012

Cuando el desconocimiento es el mayor problema para la usabilidad de las TIC’s



Al menos las tecnológicas nos traen periódicamente buenas noticias a las personas con determinadas limitaciones; no porque sean perfectamente accesibles, sino por su evolución constante hacia la usabilidad por todos, desarrollando cada vez más potencial y posibilidades a sus productos. Y además, los emporios tecnológicos lo hacen sabiendo gestionar sus empresas y ganar dinero. Bien podrían venir los Apple, Google, Microsoft o Samsung y salvarnos de la crisis.

El año 2012 está siendo un año “exquisito” (cada año lo es más, por negativistas que deseemos ser) en cuanto a presentaciones de nuevas funcionalidades en la tecnología, especialmente en la móvil y audiovisual, innovaciones que de conocerse en profundidad, nos sorprendería descubrir el potencial que podrían llegar a desarrollar para las personas con discapacidad o limitaciones. Buena prueba de ello son los avances que las grandes compañías están realizando en sus asistentes virtuales para los smartphones. Ahora bien, siempre podremos criticar que no son perfectos, o dicho de otro modo, que aún no son del todo accesibles o usables por muchas personas con limitaciones. Pero también podríamos utilizar otro enfoque: su imperfección es mucho menor cada vez, y centrarnos en lo que nos pueden proporcionar dentro de su imperfección, que es cada vez más. Pero la mejor noticia, sin duda, es que estas funcionalidades imperfectas, con sus imperfecciones (siendo reiterativos para remarcarlo), los fabricantes las van incorporando “de serie” ya en sus cacharros, y cada vez va siendo menos necesario hacer inventos externos para convertir en accesibles y usables lo que la evolución los va haciendo así. Hasta el punto de que debiéramos empezar a preguntarnos qué es mayor imperfección, ¿la imperfección de las funcionalidades, o el no saber difundir, dar a conocer, y enseñar a utilizar estas funcionalidades imperfectas?.

Resulta decepcionante ver cómo el uso de las cada vez más avanzadas y útiles funcionalidades pasan desapercibidas para la inmensa mayoría de los ciudadanos, y su conocimiento sigue aparcado casi exclusivamente para los expertos o los frikies. Bien podríamos denominar a la tecnología actual con las cada vez mayores y mejores funcionalidades, tecnología social. Porque lo tienen, un enorme potencial social, y siempre dentro de sus imperfecciones. Pero aún con estas, el derroche de su potencial, por su desconocimiento, es alarmante. La capacidad que tienen cada vez más para facilitar la vida de los ciudadanos, y especialmente de aquellos con discapacidad, limitaciones o mayores, es impensable. Como lo sería para las Administraciones Públicas el ahorro económico si supieran extraer todas sus utilidades acercando su conocimiento a la población, aplicando sus virtualidades en la educación, la sanidad, la gestión pública o el empleo, y acercando la posibilidad de poder acceder a ellos económicamente. Siempre la inversión social bien implementada y enseñada va a conllevar reportes beneficiosos, especialmente para la población que por sus limitaciones más necesitan de las tecnologías, y por qué no citarlo también, más ahora en tiempos de crisis: claros efectos de ahorro económico a medio plazo.

Conviene recordar que nuestra tan nombrada sociedad de la información y la comunicación también va englobando progresivamente gran parte de la electrónica de consumo, los electródomésticos y prácticamente cualquier aparato que pertenezca a nuestro entorno doméstico, que van incorporando sistemas de control interactivos, táctiles o auditivos, y los vinculamos al concepto de Internet de las Cosas, gestionándolos y utilizando mediante nuestro Smartphone o tablet. No hay más que echar un vistazo a las dos grandes ferias mundiales y de referencia en ese campo, como son las de Las Vegas, y recientemente la IFA 2012 de Berlín. Cuando a lo largo de este año, y los diversos eventos tecnológicos, Samsung, LG, Lenovo o Philips han ido presentando sus avanzados Smart TV y elementos de control del aparato por voz o gestos, pocas reparan en lo que puede suponer para miles de personas con limitaciones o mayores, al incrementar la posibilidad de “personalizar” el manejo y uso de su aparato doméstico adaptándolo a esas sus limitaciones, ofreciéndole diversas posibilidades: por mando, por voz, por gestos… ¿no debiéramos empezar a matizar lo que entendemos por usabilidad? LG va incorporando ya el mando Magic Control a sus productos, con estas posibilidades, y a precios por debajo de los 200 € (no es publicidad, eh?). O el GPS manejado por gestos, ideal para personas con movilidad reducida y personas mayores, fabricado por CEATEC y presentado en la feria tecnológica de Japón, ¿es usabilidad?. Debiéramos quizás ampliar el “concepto” de usabilidad, a las diferentes posibilidades de manejo y a la posibilidad de poder adquirirlo “razonablemente”..

En esencia, el desarrollo tecnológico no hace sino avanzar buscando las debilidades humanas, es decir, la tendencia a la comodidad, simplicidad y menor esfuerzo. Que el futuro del control de nuestros ya inseparables acompañantes tecnológicos en todos los ámbitos está en la voz, y el manejo por reconocimiento gestual, es algo que tienen hace tiempo muy claro los primeros espadas tecnológicos. Buena prueba de ello es la carrera competitiva que empezó Apple con su Siri, y a la que se han incorporado Google con su integración de varios servicios para conformar Google Now, Samsung con S-Voice en el Galaxy S III, Windows Phone con Speech, y ahora RIM también entrando en la moda de los asistentes por voz, como se puede ver en la última actualización del SDK. Y no descartemos a nuestra “promesa” nacional (como en el futbol), el ingeniero vasco de 31 años Xabier Uribe-Etxebarria, creador del Sherpa, un asistente de voz para Android, inicialmente, con muy buenas perspectivas. Todo ello no puede sino redundar en una cada vez mayor perfección y facilidad en su uso, al tiempo que se volverá, para bien, más completo el potencial de sus posibilidades. Y sí, también, y para bien, para las personas con discapacidad, limitaciones y mayores. Porque frente a quienes afirman o se preguntan si ¿Genera la sociedad TIC una verdadera brecha social?, yo preguntaría, ¿hay mayor brecha para las personas con discapacidad, limitaciones o mayores en este 2012, o en 1980 sin TIC’s?. Quizás ha llegado el momento de cambiar progresivamente de estrategia, y tratar de actuar más colaborativamente con quien desarrolla y vende, queramos o no, que en seguir bombardeando, criticando amargamente y, como buenos latinos, quejándonos en el bar, que para eso somos el país de Europa con mayor número de ellos.

La simple aparición de unos pocos años para aquí de la tecnología táctil, las pantallas táctiles, en los smartphones y ahora tabletas con el aumento de pulgadas, al tiempo que la presencia cada vez más iconográfica en los mismos, supone, sin duda, un muy gran avance para su uso por muchas personas con graves limitaciones, o discapacidad, especialmente de destreza de movimientos, o intelectual, o personas mayores con Parkinson, por ejemplo. ¿Es o no es un avance en la accesibilidad y usabilidad, aún con sus imperfecciones?.

Puesto que el gasto en incorporar soluciones de accesibilidad a los productos y herramientas tecnológicas que tanto empresas como Administraciones debe ser cada vez menor, por venir cada vez más presentes en todas ellas, ahora debemos dar el paso enfocando el gasto a conocerlas, para aplicarlas y rentabilizarlas en los servicios, sacándoles las posibilidades que tienen para facilitar y potenciar la plena igualdad de todas las personas, indiferentemente de sus diferentes capacidades, en todos los entornos sociales: laboral, educativo, social y de ocio. Resulta esencial cada vez más saber qué puede hacer cada producto o desarrollo por las personas, al igual que conocemos a través de sus especificaciones técnicas la resolución de las pantallas, su tamaño, su conectividad. Un anexo después de las especificaciones técnicas indicado algunos aspectos prácticos de qué hacer con el aparato una vez salgamos de la tienda (comprar on line, información sobre localizaciones o monumentos, pagar, gestionar nuestro banco, videoconferencia con nuestros contactos…), no estaría mal. Porque quizá quien lea estos blogs lo conozcan y lo sepan, pero aseguro que el 99% de los ciudadanos, compradores-clientes de tecnología de consumo, desconocen completamente.

No tiene demasiado sentido gastar más dinero en buscar la quimera de la accesibilidad por caminos alternativos, fuera de mercado; tenemos que gastarlo en enseñar lo que ya tenemos. La tecnología se va adaptando a las necesidades del usuario, con y sin limitaciones. Conociendo con mediana profundidad lo que nos están ofreciendo anual, semestral o trimestralmente los nuevos desarrollos tanto de equipos TIC’s como de su núcleo, interfaces, SO’s, software y utilidades, podemos eliminar gran parte de la tan renombrada brecha digital. Y darle su parte de culpabilidad a la brecha económica, es decir, a la pura y dura imposibilidad de acceder por millones de personas a tener en sus manos la tecnología actual.
Por supuesto que sería mucho mejor estar en los centros de decisión e investigación de Microsoft, Samsung, Google, IBM, Intel… pero eso casi lo dejo por imposible (es un decir, yo nunca me rindo). El pasado mes de julio Intel presentó en San Francisco una batería de medidas para revolucionar el hogar, el coche o el trabajo en el futuro inmediato. Interesante es el artículo de El País que hace un resumen de ello, “Tecnologías que veremos en los próximos 10 años”. Algo parecido a lo que presentó IBM en Madrid hace unos días, a través de Michael Karasick, vicepresidente y director del laboratorio IBM Researc. Entre ellas, y especialmente relevante para muchas personas con discapacidad o limitaciones intelectuales y sensoriales, los desarrollos en sistemas cognitivos, creándolos capaces de aprender y tomar decisiones complejas. ¿Posibilidades en prevención educación o autonomía personal? Inmensas.

Pero puesto que de momento no estamos allí, tomando un café y pensando junto a los ingenieros y CEO’s que deciden nuestro futuro, al menos seamos lógicos: es más útil diseñar servicios y utilidades con lo que tenemos, que dejar que lo que tenemos ahora no sea aprovechado. Ah, y no nos olvidemos de legislar buscando la postsolución a lo de ayer.

jueves, 31 de mayo de 2012

Del concepto tradicional de accesibilidad al futuro de adaptabilidad

La población con discapacidad siempre ha defendido que es el entorno quién debe adaptarse a la discapacidad, para convertirse en accesible y usable. Las NT están siguiendo, en gran forma, ese camino.

El éxito de las NT se ha producido por motivos muy diversos, y distintos para cada elemento y momento. Sin duda, por incrementar la productividad en el trabajo y los negocios, por ser eficaces para la investigación o facilitar la comunicación y gestión del tiempo. Pero también por introducirse en el entorno doméstico, y convertirse en elemento indispensable para el bienestar. La lavadora, el lavavajillas, el microondas, la olla eléctrica, … no dejan de ser tecnología, y en algún momento fueron NT. Hoy su uso es masivo, y nadie concibe la vida sin ellas. Sin embargo, cuando esos aparatos fueron NT, su puesta en marcha era relativamente sencilla: pocos mandos, pocas opciones, bastante intuitivas. El manejo a través de sus controles de ruedecillas o giratorios, hasta llegar a los actuales digitales, y las limitaciones de programación lo facilitaban. Su funcionamiento y opciones se han ido complicando, pero antes, progresivamente, han ido pasando años de, en cierta forma, aprendizaje constante y relativa suficiente lentitud en su evolución para permitir al usuario adaptarse.

Sin embargo, con las llamadas NT de ahora, de los últimos diez años, este proceso de lenta evolución no ha sido tal, muy al contrario; su evolución se ha disparado: en 10 años han aparecido los móviles (hasta llegar a los actuales smartphones), los portátiles, las tabletas, lo eReaders y libros electrónicos, internet y comunicación en movilidad, paso de la TV analógica a la digital y ahora a la interactiva y la 3D… un ritmo vertiginoso que provoca en demasiada población una incapacidad para asimilar, aprender y aprovechar las NT actuales, muy al contrario de las emergentes NT de hace 50, 40 o 30 años.

Es totalmente cierto que esta velocidad de crucero que han cogido las NT y sus desarrollos y aplicaciones han producido una brecha digital en gran parte de la población, especialmente mayores, con discapacidad o limitaciones, y personas con “discapacidad” formativa (población rural, profesionales no cualificados, amas de casa…), y por supuesto, con menores recursos económicos para acceder a ellas. Y esta velocidad de crucero ha impedido que las NT actuales incorporen en gran medida los tan aludidos criterios de accesibilidad tradicionales para personas mayores, con discapacidad o limitaciones, y cuyos exponentes máximos quizás sean internet y los contenidos audiovisuales, una vez que han empezado a introducirse en dichos medios cada vez más servicios impensables hace años, como la administración electrónica, el comercio electrónico o la formación escolar y universitaria. Nunca ha llegado a triunfar la premisa básica del concepto tradicional de accesibilidad, es decir, el diseño centrado en el usuario. Y, lamentablemente, no creo que llegue nunca a contemplarse de manera fehaciente, especialmente para aquellas personas que más lo necesitan, mayores, con discapacidad o limitaciones.

La heterogeneidad de la población con discapacidad o limitaciones y consecuentemente sus necesidades para el acceso, uso y comprensión de las NT actuales es demasiado grande como para pensar que los fabricantes y diseñadores van a  tener el tiempo suficiente para trabajar con criterios centrados en el usuario y para cada usuario (necesidad). Quizás por este motivo empieza a ser conveniente tratar de superar el tradicional concepto de accesibilidad y guerra sin cuartel buscando conseguir diseños centrados en el usuario, para evolucionar hacia otros centrados en el acceso y uso mediante la adaptabilidad de las continuas NT a la persona, y a sus necesidades. Es decir, quizás tengamos que empezar a caminar por otras nuevas estrategias que permitan a los cada vez más numerosos cacharros denominados NT, y puesto que los estamos dotando de inteligencia inconsciente, de conocer y adaptarse a las necesidades del inteligente consciente que la usa. Esta nueva estrategia es posible que sí pudiera conducir a lo que hoy, aún cuando algunos entendamos como obsoleto su concepto, conocemos como accesibilidad.

Sin embargo, silenciosamente, y apenas sin querer, porque ciertamente se está produciendo sin querer pensar en el usuario con discapacidad, limitaciones o mayores de manera consciente, se está produciendo este fenómeno. Paradójicamente, porque la industria y las áreas de I+D+I de las grandes empresas, buscando ampliar el negocio y la población objetivo como compradores y usuarios, también está beneficiando indirectamente a personas con determinadas necesidades. Se está produciendo hoy en día, aún con todas las imperfecciones del mundo, como todo lo que empieza, tal como decía Serrat en su preciosa canción Fue caprichoso el azar:
“…fue sin querer
Es caprichoso el azar,
No te busqué
Ni me viniste a buscar
Yo estaba donde
No tenía que estar
Y pasaste tu…”
Está pasando, aunque sea tan imperceptible que apenas nos damos cuenta, la adaptabilidad de las actuales NT al usuario, a sus preferencias, aspecto éste que no está tan alejado como pudiera parecer del concepto de necesidades. El mando a distancia con el que encendemos nuestro amigo el televisor, nuestro DVD o equipo de música apenas ha cambiado desde su aparición, salvando los múltiples diseños. Sin embargo, desde el momento de que los actuales teléfonos inteligentes, nuestros smartphones nos empiezan a ofrecer la posibilidad de poder reconvertirlos en esos mandos, también vamos a poder configurarlos con múltiples colores, personalizar los tamaños de letras, iconos y símbolos, e incluso manejarlos mediante comandos de voz al tiempo que recibimos su feedback de manera audible también. Esto se está produciendo, y soy de los que piensa que, recalcando de nuevo sus imperfecciones de hoy, más que crear nuevas barreras, la adaptabilidad  de las NT sin querer el consejero delegado de la industria X al usuario y su necesidad, va a producir también sin querer eliminación de barreras.

El fenómeno que se está produciendo con las nuevas tecnologías interactivas está siendo demoledor, y sin duda sorprendente. Hace poco más de diez años conocí una iniciativa obviamente pionera y revolucionaria entonces, enfocada al manejo del ordenador a través del movimiento del iris en el ojo, para personas con graves problemas de movilidad. Su propulsor, José María Arrazola, su proyecto, Iriscom. Algo parecido, pero mucho más evolucionado, es lo que ha introducido Samsung en su nuevo modelo de Smartphone SIII, al incorporar la funcionalidad de seguimiento de textos con la mirada, a la que llama SmartStay, de forma que permite automatizar el movimiento de páginas en libros electrónicos. Evidentemente, no fue ideado para personas con pérdida de movilidad, pero bien puede decirse que esta funcionalidad se adapta a esa pérdida de movilidad.

Hoy día, tecnologías interactivas como la propuesta por Microsoft con su Kinect empiezan a ir mucho más allá, y afortunadamente dejar anticuadas aquellas técnicas, al tiempo que sobrepasan con creces las posibilidades inicialmente previstas por sus desarrolladores al ampliarse su uso fuera de los entornos domésticos, a la educación, sanidad, investigación o rehabilitación. Uno de los motivos de su éxito es la capacidad de adaptabilidad que permite al usuario para interactuar con ella y sus aplicaciones. Superando y evolucionando el producto de Microsoft, y detectando las posibilidades de este futuro inmediato de oportunidades para la industria y el negocio, hace escasos días la compañía Leap Motion presentó su dispositivo denominado Leap, anunciando una precisión 200 veces mayor que la mejor tecnología de detección de movimiento actual en el mercado, y además a precio de lanzamiento muy competitivo, 69 dólares, 55 euros. Tiene el tamaño de un pendrive y una precisión de una centésima de milímetro. Conectado al puerto USB del ordenador o consola, registra, personaliza, y se adapta a las características del usuario. Un paso más, sin duda, en el camino de la adaptabilidad de la NT y superando el rígido concepto tradicional de accesibilidad, vinculado al diseño centrado en el usuario.  

Tecnología de consumo adaptable al usuario. Adaptabilidad que supone, sin duda, avanzar más allá del criterio tradicional de accesibilidad. Los desarrollos en IA, entornos de Inteligencia Ambiental, en entornos domésticos y públicos especialmente, siguen igualmente esta premisa de adaptabilidad al usuario. Y esta misma filosofía es la que impera los desarrollos, también y por citar otro ejemplo, que hace tiempo impulsa el Centro Tecnológico Vicomtech-IK4 cuando empezó a desarrollar el sistema interconectado I2Home, que permite el acceso de las personas con discapacidad o limitaciones y de las personas mayores a todas las tecnologías del hogar, convencidos, y nos les falta razón, de que la industria está sometida a tales niveles de presión del mercado que es y será reacia a normalizar el acceso a sus tecnologías y productos y a implementarlas siguiendo el principio de 'Diseño para Todos'; o aún existiendo determinada normalización técnica, ser capaces de incorporarla y adaptarla a los continuos y novedosos lanzamientos. Del mismo modo y en otro campo, la adaptabilidad a las distintas modalidades de voz y dicción del locutor, sus diferentes modulaciones y la improvisación en la comunicación es lo que persiguen los intentos de subtitulación automática, que sin dudarlo llegarán a buen puerto, y como consecuencia conseguirán una mayor facilidad para la comunicación a las personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas.

Nos estamos saltando, o al menos estamos evolucionando, desde el concepto de diseño centrado en el usuario, al de adaptabilidad del diseño y funcionamiento de cada NT a las preferencias y necesidades del usuario dotándolas de conocimiento e inteligencia inconsciente en aras del negocio (que, por cierto, bienvenido sea si mejora la vida de muchas personas). Esto es lo que propugnan nuevas iniciativas como la web semántica apoyada por Tim Bernard Lee, o como la emprendida por la empresa CSD con su producto Inclusite, a las que todavía y por supuesto sin desconocer que les quedan bastante recorrido de trabajo y mejora, para el acceso a la información y servicios de la web tradicional y en constante evolución. Conscientes que nunca se llegará a una accesibilidad web completa en los millones de páginas y servicios que aparecen y se modifican cada día a través de las reglas teóricamente establecidas por el W3C (y ello suponiendo, que es mucho suponer, que al menos las obligadas legalmente lo cumplan), quedarían fuera de servicio para cientos de miles de personas con necesidades o requerimientos especiales la inmensa mayoría de la información y servicios presentes en el ciberespacio. La estrategia seguida por la empresa CSD, a la que sin duda seguirán otras y se avecina como el futuro, es saltarse la estructura, rodeándola, y aplicar opciones de manejo de la misma y de su contenido mediante sistema de adaptabilidad de la misma a cada necesidad o requerimiento del usuario. En esencia, es similar a las nuevas y múltiples formas de operabilidad que las últimas generaciones de smartphones (insisto, aún con evidentes carencias pero en el futuro cercano sin ellas) empiezan a ofrecer para acceder a su uso, contenidos y aplicaciones: táctil, manual, por voz o gestual.

Si nos olvidamos del concepto purista tradicional y un tanto obsoleto de accesibilidad, estoy convencido que la futura accesibilidad debe ser la adaptabilidad automática o personalizable, en función del banco de conocimiento introducido a cada elemento NT sobre las diversas necesidades humanas de cada usuario, y entre las que indefectiblemente, como parte fundamental de toda población, están las personas con discapacidad, limitaciones y mayores. Es además, y como siempre mantengo, una cuestión de lógica. La adaptabilidad de cada NT que vaya apareciendo o evolucionando al usuario y sus características, lo primero que va a generar es beneficio económico a la industria, empresa  o proveedor de servicios. Entre otras cosas, porque la adaptabilidad de la NT a cada usuario le va a facilitar cada vez más el conocimiento de las utilidades y posibilidades que le ofrecen las TIC’s, actuando de esta forma e irremisiblemente como un dinamizador del mercado y los beneficios. Y podremos resistirnos a ello los que aún conservamos bastante utopía en nuestra vida, pero la realidad es sólo una: “poderoso caballero es don dinero”.

jueves, 10 de mayo de 2012

¿Quién o qué tienen la culpa de la brecha digital?



En estos días se han producido dentro de la industria de la telefonía móvil dos noticias que, aparentemente, sólo representan la aparición en el mercado de nuevos desarrollos en el sector de los smartphones o teléfonos inteligentes. Sin embargo, para quienes nos movemos además dentro de las necesidades de las personas con discapacidad o limitaciones y mayores, nos dicen mucho más Escrutando sus posibilidades, más allá de ver y fijarme en sus imperfecciones, tiendo a  asentarme en mi pensamiento: las tecnologías nos ofrecen cada vez mayores posibilidades de inclusión y beneficios sociales y personales para todas las personas, y no creo, ni mucho menos, que sean la causa de la famosamente llamada brecha digital. Si alguien es capaz de razonarme que las tecnologías, en todos sus productos y servicios, no han producido una mejora en la vida de cualquier persona con limitaciones, quizás me convenza. Una persona ciega, sorda o con discapacidad auditiva, con severas limitaciones en la movilidad, tiene hoy gracias a la tecnología muchas mayores posibilidades y recursos en la educación, el ámbito laboral, la comunicación o el ocio que hace veinte años. No, quizás la famosa brecha digital, más que por la imperfección de las tecnologías, que las tienen, venga dado por el desconocimiento (aprendizaje) de su potencial y recursos, y de su coste económico.

Samsung presentó la semana pasada en Londres el esperado Smartphone Galaxy III, sucesor de su aparato más vendido. Dejando de lado aspectos más “frikis” como su estética, forma y demás características físicas, la evolución que incorpora en su sistema operativo, Android Ice Cream, y funcionalidades de serie, suponen cuando menos nuevas esperanzas de avance en la inclusión facilitada por la tecnología. Sin duda, una de las características más llamativas es su aplicación de seguimiento de la mirada SmartStay, que detecta mientras lees libros electrónicos dónde está la mirada, y si llegas al final para de manera automática pasar a la siguiente. Más allá aún, teóricamente reconoce la posición de lectura del usuario, adaptando y corrigiendo el ángulo de visión mediante un giroscopio y la cámara frontal. En definitiva, incorpora el control con la mirada en el móvil.

La segunda característica enormemente útil para muchas personas con discapacidad o limitaciones, principalmente visión y de movilidad, y para personas mayores, es su control por voz S Voice, que viene a sumarse al ya existente Siri de Apple. Aparentemente, más completo, ya que puede mandar correos, añadir citas de calendario hacer llamadas y búsquedas, o abrir aplicaciones. Sin duda, rápidamente podemos detectar las posibilidades de uso que se abre para muchas personas con limitaciones, y cómo  pueden servir de verdaderas vías de ayuda en su entorno personal, de comunicación, educativo y laboral. Y, por supuesto, incorpora la tecnología NFC, una de las inminentes gran evolución y revolución para el pago de bienes de consumo, el comercio y los usos de los servicios.

Casi simultáneamente, unos días después, la compañía que fabrica Blackberry,   RIM, ha presentado 'BlackBerry Screen Reader', que al igual que el S Voice de Samsung y el Siri de Apple, aumenta las opciones para el usuario de cara a la utilización de las posibilidades de los smartphones o teléfonos inteligentes. El gestor de voz de RIM también proporciona información audible basada en la visual mostrada en el terminal, de manera que el usuario con discapacidad visual o ceguera puede hacer uso del correo electrónico, acceder al calendario o a la agenda de su teléfono de forma más autónoma. RIM poco o nada se había preocupado hasta ahora de aspectos de accesibilidad en sus aparatos. No creo, sinceramente, que ni Samsung, ni RIM ni Apple vayan incorporando estas mejoras por conciencia social; más bien tiendo a pensar que, en definitiva y como he mantenido en continuas ocasiones, la mejora en la visualización por el ciudadano de su imagen de marca con sesgos sociales, significa para ellas un acercamiento al consumidor/usuario sensible y sus entornos cercanos, y simultáneamente un incremento de clientes, ventas y beneficios. Pero, como históricamente se ha dicho, y con todo cariño, si no puedes vencer al enemigo, únete a él. Lo que viene a querer decir que, si tenemos que hacer ganar dinero a la industria y la empresa para que mis posibilidades como usuario tecnológico (con discapacidad, limitaciones o mayores) se incrementen, pues hagámoslo.

Es indudable que las presentaciones y novedades mencionadas anteriormente suponen otro paso para avanzar hacia la igualdad del ciudadano con limitaciones en el uso de las tecnologías. Y por supuesto, es indudable que las tecnologías, tanto en su apartado físico (aparatos) como SO’s y contenido, son imperfectos. Pero también es cierto que su evolución contínua y constante en los últimos veinte años, han mejorado las posibilidades y la vida de muchos ciudadanos. Y es indudable que hay que seguir trabajando y luchando para mejorarla. No obstante, y como me suele ocurrir, quizás vuelva a discrepar con la opinión mayoritaria. Es decir, por supuesto que la imperfección de la tecnología supone un verdadero hándicap para muchos usuarios; pero la verdadera brecha digital o tecnológica viene propiciada no por estas imperfecciones, que también, sino más bien por el desconocimiento por el usuario de las posibilidades, herramientas y aplicaciones que ya incorporan y de cómo se usan. ¿Cuántas personas con discapacidad se enteran de las novedades inclusivas que aparecen en tecnologías de consumo, un día sí y otro también? ¿Con cuántos meses de retraso se van enterando? ¿un año? Un es un curso escolar, demasiado tiempo valioso para una persona con discapacidad. Retraso en el conocimiento que, por cierto, podían paliar en gran medida las asociaciones del sector social, haciendo llegar esta información al usuario final (la mayoría afiliados a alguna asociación y por tanto localizados, por cierto).

Si la anterior supone una primera barrera que incrementa la brecha digital, el coste de las novedades supone el segundo. Samsung Galaxy III tiene una previsión de salida de 700€, las Blackberry no son precisamente económicas, el iPhone de Apple con el Siri ronda los 600€; a lo que hay que sumar las cuotas mensuales de contrato y uso con las operadoras. El coste de las tecnologías en movilidad de gama normalmente alta, las que incorporan inicialmente las novedades, y ahora tan en auge con las tabletas, es extendible al resto, esencialmente las audiovisuales.

El que las tecnologías han supuesto y suponen un avance en la calidad de vida de miles de ciudadanos, y un acercamiento hacia la igualdad social, creo que es difícilmente discutible, más allá de las reconocidas imperfecciones, y que no discuto. Los famosos libros de autoayuda, que se venden por millones y muchos de ellos se convierten en Best Sellers, y que todo el mundo recomienda a sus conocidos y nadie hace caso luego ni los ponen en práctica, proponen indefectiblimente dos premisas: descubrir y aprovechar lo bueno que todas las cosas y circunstancias tienen, y aprender a ver el vaso siempre medio lleno.

Recientemente leí dos noticias en el portal de noticias Sinc – Servicio de información y noticias científicas (que obviamente no tienen nada que ver con los periódicos y publicaciones editados por el mundo asociativo social), que van en esta línea. Por un lado, el desarrollo, prácticamente terminado, que promueve el Centro de Investigación Aplicada Tecnalia, en colaboración con la Fundación Uliazpi. Consiste en detectar las emociones para conocer y aumentar el bienestar de las personas que no pueden comunicarse verbalmente, y poder intervenir así para disminuir su nivel de malestar. El dispositivo transmite las emociones de la persona a sus cuidadores a través de un móvil, para controlar los efectos negativos que ciertos estados de ánimo puedan tener en su salud. Por un lado, mejorará la comunicación entre el paciente y su cuidador; por otro, el móvil funcionará como una herramienta de autorregulación, ya que cuando detecte una emoción negativa intensa, iniciará un mensaje de voz automático para ayudar a tranquilizarle.

La segunda, el trabajo realizado por Óscar Zorrilla , alumno de Ingeniería Técnica en Informática de Gestión de la Universidad de Burgos , que ha desarrollado una aplicación informática para mejorar los ejercicios físicos de rehabilitación que tiene que hacer un paciente. El programa se llama Rehabilit-AR y se basa en la tecnología de realidad aumentada, de manera que una webcam capta los movimientos y la aplicación evalúa si son los adecuados. Oscar ha utilizado la tecnología ya desarrollada y ampliamente conocida por la consola de videojuegos Xbox: Kinect. Las utilidades de esta aplicación son inmensas, y el potencial de ahorro en su coste económico que puede suponer en áreas como la sanidad rehabilitadora, y para el propio usuario evitando desplazamientos, enormes. Este programa ha sido registrado. Se han incorporado dos nuevos socios, Daniel Ballesteros y Ana Isabel Fernández.. ¿Por qué, nos preguntaremos?. Muy sencillo, porque a Oscar se le ha ocurrido decir que, ahora que está en la última fase,  su “meta es lograr un producto que salga al mercado y pueda ser de utilidad”. ¡Qué barbaridad, comercializar algo así!

Seguramente, si las tecnologías tuvieran efectos tan nefastos, y fueran tan imperfectas, no podrían utilizarse para lograr estos productos/proyectos.

miércoles, 18 de abril de 2012

La Tecnología de bajo coste como futuro de la autonomía personal

Cuando el pasado 11 de abril Montserrat Carrillo, CEO de la empresa ELEA Soluciones, presentó en el Centro Estatal de Adaptaciones Técnicas (CEAPAT) durante el CAFTS_MAD (“Club de amigos de la Tecnología Social”) que la Fundación de Tecnología Social (FTS) organiza todos los segundos miércoles de mes, los primeros SmartKits (ver presentación), creo que empezó una nueva época para los que siempre hemos creído y defendido que la tecnología, la tecnología de bajo coste enfocada a la autonomía personal y para todos, debiera empezar a estar en el mercado en forma accesible económicamente, usable, adaptable, prácticamente autoinstalable, y, sobre todo, “encontrable”. Porque los SmartKits de Elea Soluciones, es tecnología de bajo coste empaquetada en cajas, con una hoja de instrucciones para instalar en media hora por cualquiera estilo Ikea, y además útil para todos: mayores, niños, personas con discapacidad o limitaciones…, vamos, como las rampas. Soluciones fabricadas, además, sobre y con productos ya presentes, fabricados y comercializados, a los que se ha dotado de nuevas utilidades interconectando sus posibilidades. Lo que elimina también de golpe otro mito, el de que lo ya hecho, si no se ha hecho pensando en las necesidades de ciertos ciudadanos con limitaciones, no sirve.

Y es un cambio de filosofía, por fin, porque se enfoca al consumo individual y de colectividades, como serían comunidades de vecinos, y se saca de manera firme del concepto de tecnología asistencial para discapacitados o mayorcitos. Y, aún siendo reiterativo con los “y”, un cambio de mentalidad en su raíz: tecnología para facilitar la vida a todos, para comercializar ampliamente. Porque, y no es la primera vez que lo afirmo y en absoluto me retracto, creo seriamente que la asistencia está muy bien, pero que mientras los fabricantes y las empresas no ganen, difícilmente existirán productos y bienes tecnológicos diversos, accesibles y útiles en el uso diario en el mercado. Cuando podamos encontrar líneas de distribución comercial rentables de tecnología accesible en el mercado de consumo normalizado, será entonces, sin duda, cuando el salto cualitativo hacía la autonomía personal empezará a ser una realidad.

A finales del año pasado, se produjo un avance similar. En la entrega de los premios que la Fundación Vodafone dedica a los Proyectos de Innovación en el ámbito de la Investigación y del Desarrollo de las Telecomunicaciones”, se otorgó un accésit al producto Accemóvil, (Moviltac, Telefonía móvil táctil accesible para las personas con discapacidad) que ha sido desarrollado por un grupo de trabajo, coordinado por el profesor Miguel Ángel Valero, de la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica de Telecomunicación. Un accésit, que quizás debió ser un premio principal, porque de los cuatro premiados, fue el único prácticamente cerrado y con perspectivas de comercialización en el mercado y en canales de distribución ordinarios, en este año. Un desarrollo en Android pensado para hacer accesibles los smartphones y todas sus utilidades a personas con tetraplejia, parálisis cerebral o daño cerebral. Pero, a la postre, utilizable por muchísimas más personas, vamos… como las rampas. Es una propuesta tecnológica innovadora que despliega una solución para que las personas con movilidad reducida en sus miembros superiores puedan utilizar de forma autónoma el teléfono móvil táctil a través de un pulsador, botón virtual accesible por pantalla o conmutador externo, mediante la interconexión de conmutadores comerciales y el uso de un sistema de barrido con realimentación por voz sintetizada, permitiendo al usuario acceder a todas las funciones básicas de la telefonía móvil.

Estamos pasando, con gran alegría para quienes defendemos y creemos en la introducción de la tecnología accesible y generadora de autonomía en el mercado y la distribución ordinaria, de las promesas e ilusiones de los prototipos y los futuribles proyectos de I+D+I costosos que nunca llegan, a realidades tecnológicas e industriales tangibles, y visibles. Por ello, y quizás como mayor estímulo, al igual que desde el sector social se lleva años abogando por la introducción de cláusulas sociales en los ámbitos de contratación pública y servicios, y por supuesto salvando las diferencias, se podrían introducir también cláusulas de puntuación bastante más favorables en las convocatorias de los cientos de premios que los cientos de asociaciones y cientos de Fundaciones existentes otorgan a proyectos de investigación en estos campos, para aquellos que puedan ser realidades comercializables, y en todo caso algún  que otro premio de honor para las promesas que rara vez llegan. Porque, seamos realistas, o cambiamos la premisa hacia que la tecnología accesible debe ser rentable para la empresa, o nos quedaremos en la búsqueda permanente de lo asistencial, eso sí, cuando haya dinero por las Administraciones para sufragarlo.

Creo que este concepto de que las realidades tecnológicas (bienes y productos) accesibles, útiles y utilizables deben fundirse y estar presente en los foros ordinarios va, muy despacito pero va, abriendo pequeñas brechas en su camino. Ello simplemente, porque afortunadamente cada vez más individuos pensamos que es el único camino, del mismo modo que la población de personas mayores y personas con limitaciones funcionales están inmersas dentro del conjunto de la población. Del mismo modo que en los grandes centros comerciales se encuentran ya las parafarmacias o los productos alimenticios para personas diabéticas, deben empezar a verse soluciones y productos tecnológicos diversos y adaptados para todos, ¿alguién ha calculado cómo se incrementarían las ventas si la ciudadanía supiera que puede comprar tecnología accesible y usable en su centro comercial?.

Es muy gratificante, observar cómo, por ejemplo, en el festival de aplicaciones para todos los públicos, “The App Fest”, que se celebra en Madrid los días 19 y 20 de abril de este año, se presenta inmerso entre todos los demás inventos, el dispositivo diseñado por la ingeniero asiática Selene Chew, el "Blindspot", un bastón acompañado de un dispositivo "chivato" pensado para informar a las personas ciegas de los obstáculos que hay en su camino y también de los conocidos con los que va a cruzarse en los próximos metros. Pero el invento va mucho más allá en sus utilidades y posibilidades, para cualquier ciudadano y múltiples situaciones, desde el avistamiento de un toldo o saliente inesperado, a la presencia de personas u obstáculos elevados sobre el suelo, o… ¿Cuántas aplicaciones se nos pueden ocurrir?

La importancia que empieza a apreciarse desde el entorno empresarial vinculado, de una u otra forma, a las tecnologías queda patente observando cómo, en un Centro Nacional de Tecnologías de la Accesibilidad (CENTAC), se incorporaron desde su creación empresas líderes en su sector como lo son El Corte Inglés, Telefónica o Vodafone, y ahora Acciona, junto al Ministerio de Sanidad y el de Industria, y a pesar de la situación económica, han mantenido su participación económica en el proyecto. Proyecto cuyo objetivo principal y último es ese: dinamizar el mercado y hacer llegar soluciones tecnológicas accesibles al ciudadano, en entornos y canales normalizados.

No hace mucho, fuera de los medios de comunicación especializados en discapacidad o mayores era completamente anecdótico encontrar alguna información sobre tecnología accesible, usable y útil para personas con discapacidad, limitaciones o mayores, salvo el típico robot que se le había ocurrido y diseñado a algún japonés, que supuestamente te iba a limpiar la mesa, llevar el desayuno o jugar al futbol. Hoy, empieza a ser relativamente corriente ver alguna noticia sobe tecnología para todos en los medios generalistas, escritos o audiovisuales, o revistas y medios destinados a sectores profesionales, como pudieran ser la revista Fundetec, la revista Dintel Alta Dirección o la web de la SINC (Servicio de Información y Noticias Científicas, la primera agencia pública de ámbito estatal especializada en información sobre ciencia, tecnología e innovación en español). Aunque todos somos algo ciegos, o queramos serlo, poco a poco, algo está cambiando.



viernes, 2 de marzo de 2012

De cuando los estándares no son la solución total de la no discriminación en el uso de las TIC’s


El mundo tecnológico evoluciona y la discapacidad tiene que evolucionar con la tecnología del mundo. Es la única y más práctica solución: ante las innovaciones, hay que colaborar, no bombardear. La industria tecnológica resulta la más rápida e innovadora, precisamente por adaptarse a los cambios y hábitos sociales que ella misma produce, y que obliga, de manera recíproca y meticulosa, a adaptarse igualmente a los ciudadanos-consumidores a sus estudiados lanzamientos. Resulta un tanto necio pensar que la tecnología va a adaptarse a la discapacidad y las personas con limitaciones, cuando tampoco lo hace al ciudadano “común”; es la propia industria tecnológica la que obliga al ciudadano a adaptarse a sus reglas, al igual que hacen el poder económico y el mercado obligando a adaptarse y doblegando a los poderes públicos y los gobiernos. Duro, pero es así. Y ante circunstancias tan evidentes, aquellos que luchamos por un mundo (en este caso tecnológico) mejor, quizás nos planteamos que o cambiamos el paradigma de nuestros conceptos y estrategias hacia la accesibilidad, o my poco avanzaremos.

O colaboramos con las innovaciones, o perdemos. Las necesidades no pueden estar hoy sujetas a estándares, se tiene que subir a los avances.

Los estándares (normas técnicas) son demasiado rígidos y pesados para que las TIC’s las cumplan al ritmo que van apareciendo innovaciones. Los estándares son tan rígidos, o más, que las leyes, no se adaptan a los tiempos de la tecnología. Y si se adaptan, es por acuerdos y beneficios comerciales, prueba de ello son los puertos USB, los cargadores móviles, la tecnología NFC y ahora la videoconferencia. ¿Cómo se adaptan a los escasos estándares actuales de accesibilidad TIC’s las novedades, los sistemas interactivos, la Kinect, la realidad aumentada, el control a través de ondas cerebrales, los entornos virtuales,…?.

Por otro lado, la sociedad de la información y la comunicación ya no podemos decir que se ciñe a nuestro ordenador, nuestro Smartphone o nuestra televisión. Entra en ella toda la industria de electrónica de consumo, incluidas aquellas que pudiéramos considerar como “accesorios” del hogar: cocinas, lavadoras, microondas… desde el momento en que los conectamos a nuestro smarthphone o nuestra tableta o nuestro portátil. De hecho, un buen amigo ciego me comentaba el gran problema que le está suponiendo a ellos la desaparición de los mandos tradicionales (botoneras y ruedas) , al incrustar en los electrodomésticos domésticos su control en placas táctiles, de modo que son incapaces de saber sobré que “función” táctil están presionando.

Cuando hablamos de la sociedad de la información y las comunicaciones, automáticamente nos fijamos en internet. Sin embargo, internet no es sino una parte más, importante y trascendente sin duda, de la globalidad de la sociedad de la información y las comunicaciones. No obstante, internet sí nos permite ver, de forma clarividente, cómo los estándares generados y aceptados de la WAI, se han mostrado eficaces sí, pero en ningún caso resolutivos de manera definitiva de las dificultades de acceso a la información para muchas personas con discapacidad. Muchos años después de aprobarse las primeras pautas de accesibilidad a la web, no han sido, desgraciadamente la solución definitiva. Y es que el impensable crecimiento que ha sufrido la red de redes, sus utilidades asociadas, los nuevos foros aglutinadores de usuarios en las redes sociales… ni han sido capaces de asimilar ni de incorporar las pautas de accesibilidad¸ ni van a serlo en las futuras innovaciones que sobre la misma van a seguir produciéndose. Es más, y aún manejando la cuasiutopía de que todos aquellos servicios relacionados con las Administraciones y poderes públicos, los servicios privados más sensibles ofertantes de servicios a los ciudadanos y las grandes empresas, incorporasen las obligaciones legales de accesibilidad, quedarían fuera de estas obligaciones cientos de miles de web’s, portales y aplicaciones y servicios que ni lo hacen ahora ni lo van a hacer. Por ello, resulta evidente, urgente y necesario abrir las puertas a nuevos servicios y modos de acceso a la información contenida en ellas.

No se puede garantizar que saltando de página en página web todas sean accesibles, hay que buscar medios de acceso alternativos a la información. Muchas de ellas, sin obligación legal, contienen información y servicios útiles. Tenemos que abrir las posibilidades al manejo sin mandos, como la usada por los sistemas inalámbricos, o por reconocimiento gestual e inteligencia ambiental, por sistemas de reconocimiento de voz o a través del iris,  sobre las que no existen estándares que garanticen la accesibilidad tal como la conceptuamos hoy. Y este futuro sólo es posible si aceptamos conjugar sin radicalismos los estándares de accesibilidad a estos medios alternativos de acceso y uso de la información y del mundo altamente evolucionable de las TIC’s. Los estándares y los accesos alternativos  al uso de las TIC’s y su información no deben ser excluyentes, pueden convivir y coexistir, complementarse, sobre todo en aquellos ámbitos donde no llega la obligación legal.

Este ejemplo tan evidente, resulta aplicable a otras áreas y grupos de ciudadanos con discapacidad o limitaciones. Es como si pretendíamos negarnos a utilizar las posibilidades de las redes de videoconferiencias y la incorporación de avatares para ofrecer servicios de interpretación en lengua de signos, y nos enrocáramos en la oferta  de servicios de interpretación presenciales malentendiendo que es la forma y única forma natural de comunicación para las personas sordas, con discapacidad auditiva o sordociegas usuarias de lengua de signos.

Obsesionándonos con el cumplimiento inflexible de los actuales estándares de accesibilidad a las TIC’s no va a hacer que nos atraigamos a la empresa, cuyo principal objetivo es la búsqueda de beneficios, prioritariamente a corto plazo. Especialmente sincero se ha mostrado en esta línea Zaryn Dentzel, cofundador de Tuenti, en el recientemente celebrado Mobile World Congress en Barcelona, al declarar que “el primer objetivo de esta red social es ahora "sobrevivir como compañía" y que, por tanto, las mejoras de accesibilidad que piden algunos usuarios no son en este momento de crisis su prioridad”. Pero esta posición, que Zaryn se ha atrevido a manifestar, no va a ser exclusiva de esta época de crisis que vivimos. La competitividad comercial en este sector es y va a seguir siendo tan brutal que imponiendo reglas obligatorias que ralenticen la velocidad de innovación y desarrollo de las compañías no van a tener viabilidad. Por ello, quizás convenga reflexionar si para tratar de garantizar, a las personas con discapacidad o mayores con limitaciones, el acceso y uso a las TIC’s y la información y servicios que generan, debemos empezar a buscar nuevas soluciones, alternativas y externas, y de la mano de la industria, que vayan por la vía de la adaptabilidad a las innovaciones tecnológicas y a la conversión en accesibles y usables estas innovaciones.
Creo además que estamos olvidándonos demasiado de la accesibilidad física a los equipos y medios de acceso a la información (mandos y aparatos en sí) y nos centramos demasiado en la accesibilidad a la información.

La realidad es que resulta difícil pensar que para garantizar el derecho de igualdad la industria del automóvil ponga en el mercado líneas de vehículos adaptados para personas con movilidad reducida. La heterogeneidad de las necesidades, que requieren adaptaciones personalizadas a cada usuario, hace impensable que algo que no supone beneficios directos para la industria lo vaya a meter en cadenas de producción. No lo van a hacer. Es mucho más rentable, y más económico, también para el usuario, incorporar mandos adaptados sobre el vehículo fabricado. Eso sí, aquí es donde las Administraciones Públicas deben intervenir y participar a través de líneas de subvenciones para que la persona con movilidad reducida no sufra, en ninguna medida, un sobrecoste para poder hacer efectivo su derecho a la igualdad y no discriminación.

¿Y por qué esta radical inflexibilidad? ¿Quizás porque la accesibilidad se ha convertido en un negocio, al hacer dejación los poderes públicos y las Administraciones de su obligación de control de la legislación?. Es un tanto surrealista que la accesibilidad a las web’s, por ejemplo, tenga que ser certificada por empresas de la discapacidad, y cobren por ello. ¿No le correspondería a los servicios públicos certificar que algo, para quienes estén obligados, sirve para todos y cumple las normas, y no que la discapacidad gane dinero certificando que algo sirve para ellos?. Es irónico que el titular de un derecho cobre por certificar ese derecho. Es decir, como si a mí, usuario de silla de ruedas, se dirigiera un Ayuntamiento que ha puesto una rampa para que pueda entrar y cumplir su obligación legal, me dijera que la pruebe, y yo cobrara por decirles que está bien, que cumple la ley y garantiza mi derecho a moverme en iguales condiciones que mis conciudadanos. La realidad actual es que algo falla en este sistema y estrategia, cuando no consigue el único objetivo de acceso y uso de las TIC’s (USO: significa que se puede usar) para todas las personas, tengan o no limitaciones. Es evidente, creo, que los poderes públicos y las Administraciones deben cumplir las obligaciones legales aprobadas en un Estado de Derecho, y su normativa técnica vinculada a las mismas si existiera; igual que en otras áreas, como la sanidad, educación o cultura, y garantizada pos sus propios peritos judiciales y en los Juzgados. ¿Quizás se está privatizando también mediante concesiones limitadas a unos pocos, igual que con otros servicios y obligaciones públicas, el vigilar y garantizar el derecho de accesibilidad y usabilidad a las TIC’s y los servicios e informaciones inherentes a la Sociedad de la Información y las Comunicaciones, bloqueando de esta forma la innovación?

Sigo pensando que la igualdad y no discriminación pasa por jugar al lado de la industria y de la empresa, enseñándoles a captar beneficios y usuarios garantizando la usabilidad y el acceso a las TIC’s, y relativizando las certificaciones de estándares tomándolos como medallas honoríficas de valor añadido.