Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles. (Bertolt Brecht)

Muchos me llamaran aventurero, sólo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades. (Ernesto "Che" Guevara)

Aquellos que ceden la libertad esencial para adquirir una pequeña seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad. (Benjamín Franklin)

viernes, 30 de diciembre de 2011

Falta gestión del conocimiento para utilizar y mejorar las TIC’s para la discapacidad


¿Y si cambiáramos la estrategia, y dedicáramos el 90% de los incontables millones de euros que van a investigación de tecnología base accesible, en recopilar absolutamente todos los recursos tecnológicos existentes hoy ya en el mercado, en toda su gama, y diseñáramos líneas efectivas de comercialización y difusión?. ¿Y si dedicáramos parte de ese dinero a desarrollos sobre lo ya existente, y buscáramos los usos alternativos a los productos tecnológicos ya presentes?. ¿No estamos viendo un día sí y otro también la aparición de aplicaciones y desarrollos sobre los productos ya comercializados, útiles y eficaces para todas las diferentes limitaciones de las personas con discapacidad o mayores?. ¿Y si nos subimos al carro, y descubrimos que las TIC’s ya inventadas no son tan malas?.

Un conocimiento profundo de las necesidades de todas y cada una de las limitaciones producidas por una discapacidad, un conocimiento profundo de las tecnologías en todas su áreas, y un conocimiento profundo de las reglas del juego “legales”, son las claves para alcanzar una verdadera eficiencia tecnológica accesible. Al igual que una empresa puede tener múltiples líneas de producción, creando sinergias en sus procesos de fabricación para aprovechar recursos, la discapacidad puede trabajar simultáneamente en múltiples líneas de actuación en la implementación de tecnologías accesibles, aprovechando el conocimiento común de cada una y buscando las sinergias adecuadas entre ellas, para llegar a productos rentables.

Hay que introducir una nueva variable en el camino a la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad, limitaciones o mayores, la imaginación. Hay que aprovechar los desarrollos industriales y comerciales y extraerles todas sus capacidades y formas de uso para beneficiar la interactuación de la limitación con los entornos, todos, educativo, laboral, de ocio o comunicación.

Recientemente tuve la oportunidad de asistir a una presentación de IBM, donde me llamó la atención una exposición sobre la generación de la gestión del conocimiento interno en la empresa, buscando no sólo hacer llegar el conocimiento de cada área de la misma a todas ellas, sino también recabar conocimiento y gestionarlo desde sus trabajadores. Es decir, simplificando, la difusión y captación del mismo. Si queremos avanzar realmente en buscar soluciones reales accesibles para las personas con discapacidad, limitaciones o mayores, debemos generar sistemas de gestión del conocimiento de las TIC’s ya existentes, con difusión a través de canales actuales como las redes sociales, y que también retroalimenten directamente a la empresa con conocimiento de los usuarios. Pude conocer allí, igualmente, su desarrollo de la tecnología del ordenador Dr. Watson, con aprendizaje y retroalimentación de datos en lenguaje natural, su transformación y capacidad de procesamiento y respuesta mediante el mismo sería aplicable perfectamente a la simplificación del lenguaje y de los mensajes para personas con discapacidad intelectual. Y hay miles de ejemplos similares. Desarrollos industriales, comerciales y empresariales, en definitiva, que ya están funcionando, y pueden ser perfectamente utilizables en entornos inclusivos e integradores y comunicativos, en todo caso con las oportunas o debidas modificaciones.

Todos hemos oído hablar del famoso gestor de voz Siri que Apple va a incorporar a sus teléfonos inteligentes, pero pocos del Cloe, el asistente de voz para también teléfonos inteligentes sobre Android, que ha desarrollado un ingeniero español de Toledo. Y hay otros. Iniciativas y desarrollos comerciales a las que no se les saca todo su potencial. Hay que trabajar sobre ellos y con ellos. Conocerlos, difundirlos, estudiarlos y analizarlos en profundidad, averiguar para qué sirven y para qué podrían servir. Gestión del conocimiento.
La infrautilización de las TIC’s actuales ya existentes es descorazonadora en muchos casos. Ello debido a que la industria y la empresa sigue trabajando con un evidente desconocimiento de las necesidades de miles de ciudadanos, y con la captación del conocimiento del tercer sector y de las poblaciones con limitaciones en el acceso y uso a las TIC’s desde fuera, recabando esta información desde los movimientos sociales como estructura. Probablemente fuera más eficaz recabar ese estudio de necesidades y propuestas de mejora directamente a través de los usuarios, mediante los canales de comunicación “modernos”. Pero además, al igual que cualquier empresa posee en su estructura técnicos, ejecutivos, contables, administrativos y analistas del mercado, debiera tener asesores profesionales independientes con profundo conocimiento de la heterogeneidad de la población, y sepan ver más allá para, por qué no, mejorar sus posibilidades de negocio. Pero también es cierto que los propios usuarios, la inmensa mayoría de los usuarios, tengan limitaciones o discapacidad o no, desconocen lo que existe y lo que es peor, todo lo que puede hacer lo que existe.

Se acaba de presentar una aplicación para smartphone pensada para mejorar la independencia de los enfermos de alzhéimer que están todavía en las primeras fases del problema y busca patrocinador para ampliar sus funciones. Hay que aprender a saber venderlo, demostrando incluso su beneficio para los ciudadanos, pero también descubriendo el “beneficio” para la Administración y la empresa. Se trata de Tweri, una aplicación sin ánimo de lucro diseñada por la empresa madrileña de tecnología Solusoft en colaboración con la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer (Afal) de Getafe, para mejorar la calidad de vida de estos pacientes y de sus allegados. Probablemente quede reducido su conocimiento a un entorno muy, muy localizado y focalizado. Y seguro que no se averiguan las seguro otras múltiples utilidades que pudiera tener. Hace poco una gran empresa de Telecomunicaciones presentó los ganadores de sus premios a la accesibilidad, iniciativas, sobre móviles inteligentes. Fue coincidiendo con el 3 de diciembre, día internacional de las personas con discapacidad. Así, los ganadores fueron la aplicación Help Talk, que tiene como objetivo ayudar a las personas que no pueden comunicarse por voz; Wheelmap, una aplicación para ayudar a los usuarios con movilidad reducida a solucionar los obstáculos con los que se enfrentan en su día a día; Zoom Plus Magnifer, que permite a las personas con problemas visuales leer más facilmente los textos; y BIG Launcher.  Todos ellos desarrollados sobre tecnología ya existente, y con tecnología existente. ¿Acabarán desaparecidos, perdidos entre una minoría de usuarios? ¿Seguro que no tienen más posibilidades que las descritas? ¿Y que no son utilizables en otros ámbitos?. Gestión del conocimiento.

Las aplicaciones que se están realizando sobre las novedosas Tabletas resultan sorprendentes, sobre todo aquellas enfocadas a la estimulación cognitiva de personas con discapacidad intelectual. Nadie pensó que también servirían para ello. Significa que no son tan malas, y que sirven para mucho más que su objeto inicial. La próxima utilización de la tecnología Kinect para manejar e interactuar con la televisión digital abre unas posibilidades infinitas para muchos usuarios con limitaciones, discapacidad o mayores; como ya lo ha hecho, utilizándose en terapias de rehabilitación y en el entorno sanitario. Nunca fue pensado para ello. Significa que sirve para mucho más para la que fue creada. Descubramos el potencial que esconden las TIC’s que ya tenemos. La realidad aumentada, ¿somos conscientes del universo que abre a miles de personas con discapacidad sensorial o intelectual? ¿Igual que al conjunto de los ciudadanos? ¿Somos conscientes de lo que puede suponer utilizar esta tecnología, haciéndola adecuadamente accesible, en sistemas de orientación ciudadana, entornos educativos, y por qué no, para vender sus productos por la industria?. Pongamos en valor su utilidad y rentabilidad. Y más allá, anticipemonos a su uso.

CISCO abarca el 52% del mercado en sistemas de telepresencia y videoconferencia, estando introducida en prácticamente toda la administración, y en ámbitos muy especiales como el sociosanitario. La telepresencia, videoconferencia y videocomunicación tienen posibilidades infinitas para enormes colectivos con limitaciones o discapacidad. Exactamente igual que cada vez se utiliza más en el ámbito empresarial. Para la inclusión laboral de miles de ciudadanos con dificultades, para entornos educativos inclusivos, para comunicación interpersonal entre personas con discapacidad sensorial… también sirven. ¿Por qué no trabajamos con CISCO (es un ejemplo) en vez de empeñarnos es descubrir el mundo de nuevo?

No nos engañemos, el político hace la política y maneja las leyes, no el ciudadano, por mucho que influya. El producto que vemos en la calle, las tiendas y los servicios los hace la industria y la empresa, en función del mercado y la economía, no el ciudadano. Y las decisiones de la empresa los consejeros delegados, no el ciudadano de calle. Por eso, o la accesibilidad y usabilidad está dentro, o queda fuera, así de claro.

Y por eso, estrategias hasta ahora útiles, dejan de serlo. Por eso, procesos de diseño a medio plazo para diseñar tecnologías accesibles y usables, como las enmarcadas dentro de los planes Avanza del Ministerio de Industria, o similares, a 3, 4 o más años, son de dudosa utilidad, y una inversión cuestionable. Las tecnologías emergentes, como han sido hace poco las redes sociales, no se van a parecer en nada a las actuales dentro de 4 años. ¿Estamos utilizando estrategias adecuadas en este campo?.

Es quizás ahora, debido a las especiales características del sector TIC’s y su fulgurante evolución constante, cuando debamos potenciar y utilizar, más que nunca, la gestión del conocimiento con visión de futuro. Sin perder de vista, pero no como ahora, la investigación e inversión en nuevos desarrollos, debemos conocer lo que tenemos, para qué sirve aparentemente y descubrir todo aquello para lo que puede servir. Al igual que los equipos de futbol tienen ojeadores por todo el mundo y en todos sitios para descubrir nuevos valores, ¿por qué no en el campo de las TIC’s, para descubrir nuevos fichajes rentables social y económicamente?. ¿Por qué no nos centramos un poco más en descubrir y mejorar el potencial de las TIC’s presentes, y su accesibilidad, utilidad y usabilidad, y nos obcecamos en sus fallos y carencias?. ¿Y en estar al día de las que llegan?.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Si la empresa gana, la sociedad gana

Ha llegado un momento en que no es necesario invertir grandes sumas de dinero en generar información sobre las necesidades de las personas con discapacidad o limitaciones, y mayores. Tenemos suficiente para empezar a trabajar, para construir, para ejecutar, para ponernos manos a la obra, en definitiva. Es momento de invertir en construir y hacer realidad ese conocimiento plasmado en miles de estudios, informes y auditorias (sin descartarlos del todo, por supuesto).  Con la información y documentación que poseemos actualmente, se podría crear una nueva biblioteca de Alejandría sobre las necesidades de las personas con discapacidad o limitaciones y mayores. A mi particularmente me pone muy nervioso cada vez que recibo, descubro o me encuentro con un nuevo estudio, auditoria, o informe de necesidades de las personas con discapacidad o limitaciones, porque no sé si lo tengo repetido, o aporta novedades suficientemente importantes para guardarlo. Es hora de pasar a la acción.

En épocas de crisis económica como la que nos toca vivir actualmente, es necesario más que nunca poner en marcha la imaginación y los conocimientos adquiridos. El dinero de las Administraciones Públicas se acaba, las necesidades de muchos ciudadanos no. La Administración, en periodos de restricción presupuestaria, puede pasar años sin invertir o gastar en productos accesibles y usables, pero el ciudadano con discapacidad o limitaciones, y mayores, si tiene y encuentra esos productos, sí los va a consumir. La tecnología accesible y usable se ha convertido en imprescindible para las personas con discapacidad, limitaciones y mayores, desde el momento en que todos las áreas de actuación social (trabajo, educación, comunicación, ocio…) giran en torno a las TIC’s. Paradójicamente, a la industria y a la empresa le sigue faltando información que les permita diseñar estrategias de negocio y procesos de marketing adecuados para vender, porque toda “esa Biblioteca de Alejandría de las necesidades” sigue medio oculta en los entornos sociales de los ciudadanos afectados, y fuera del conocimiento mercantil.

Es evidente que la discriminación y el no cumplimiento legislativo no tienen el mismo poder que las luchas de mercado. Los grandes imperios tecnológicos parece que se divierten jugando al RISK, el conocido juego de estrategia para la conquista del mundo, peo sobre un tablero real, la propia tierra. Unos en Occidente, otros en Oriente, van peleando y bloqueándose país a país con la excusa de sus profanaciones mutuas de patentes. Mientras avanzan, entretanto, unos se van comprando a los otros, haciéndose más fuertes y, consecuentemente, poderosos. La vulneración de la igualdad por los gigantes TIC’s nunca va a conseguir lo que consiguen de los Estados denunciándose por sus violaciones industriales. Hay que buscar otras vías, seamos realistas. Hay que enseñar a la industria y a la empresa a ganar con la no discriminación. Igual que un niño enseña a sus padres a usar todos los cacharritos que van apareciendo.

Sin embargo, las leyes constituyen las reglas del juego en una sociedad, como en cualquier deporte o juego de mesa, aún cuando su estricto cumplimiento deje mucho que desear. Conocerlas en profundidad y en toda su extensión nos da muchas pistas sobre las posibilidades que se pueden abrir a las empresas con sus productos y servicios. Una parte inapreciable, denostada en exceso,  para la industria y la empresa comercial, son las exposiciones de motivos de toda normativa legal, y determinados artículos: objeto, sujetos obligados, ámbitos y actuaciones. No obstante, si bien la efectividad de las leyes se muestra limitada, tiene un factor añadido que puede ayudar en esta carrera antidiscriminación. Y es que las leyes, insisto, pueden dar muchas pistas a la industria y la empresa para su propio beneficio, entre otros aspectos, con todos sus análisis sociodemográficos preliminares, por ejemplo.

La LEY 27/2007, de 23 de octubre, por la que se reconocen las lenguas de signos españolas y se regulan los medios de apoyo a la comunicación oral de las personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas, nos muestra un enorme campo de actuación para la industria. La ley establece la obligación de introducir medios de comunicación tecnológicos accesibles para facilitar la comunicación de las personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas en prácticamente todos los entornos: bienes y servicios a disposición del público, transportes, Administraciones Públicas, participación política, medios de comunicación social, telecomunicaciones, sociedad de la información, centros culturales y de ocio… todo ello para una millonaria población con limitaciones en la comunicación y el acceso a la información. Y las obligaciones legales, tarde o temprano, deberían cumplirse. Pero más allá, sabiendo esto, tampoco es necesario ser muy perspicaz para darnos cuenta, con la información “sociodemográfica” que nos da el texto de la ley, para detectar las inmensas posibilidades de captación y fidelización de usuarios y consumidores en el sector privado.

Algo parecido ocurre con la tan glorificada Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia. Los ingentes y extensísimos estudios y análisis que se hicieron para detectar y analizar la población en situación de dependencia, en sus distintos grados, y que quedaron plasmados en el famoso Libro Blanco de Atención a la Dependencia es una joya de información en sí misma. No creo que se necesiten muchos más informes para tener claro, que existe un millonario colectivo de ciudadanos, en España, en Europa y en otros países, con necesidades mucho más allá de la atención personal, y que incluye claramente los recursos tecnológicos. Para la gestión de la autonomía personal, los desarrollos domóticos, por ejemplo, tienen un campo de actuación para la industria y la empresa de un valor incalculable. Es más, poco a poco, la autonomía personal y la mejora de las limitaciones debe, necesariamente, ir incorporando cada vez más tecnología accesible, usable y controlada por la persona con limitaciones en la vida diaria, desplazando la asistencia personal, cuyo coste será mucho mayor, con costes mantenidos y permanentes, y quizás, por ello, insostenible. El campo del hogar domotizado, inteligente, la asistencia médica telemática y a distancia, el control del entorno cercano de manera autónoma por el ciudadano, tienen un campo de desarrollo, implementación y comercial incalculable para la industria y la empresa.

Analizando la recientemente aprobada Ley 26/2011, de 1 de agosto, de adaptación normativa a la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, nos encontramos otro descubrimiento. Resulta que su art. 15 modifica la Ley 49/1960 de Propiedad Horizontal, introduciendo la posibilidad de que cualquier propietario con discapacidad o mayor de 70 años, que necesite realizar adecuaciones en los espacios comunes (portales, accesos, pasillos…) puede solicitarlo y la comunidad de propietarios está obligado a realizarlas. Pero más allá de las típicas rampas, se incluyen “… la instalación de dispositivos mecánicos y electrónicos…”. Es decir, portales automáticos, aperturas electrónicas, videoporteros… por supuesto, accesibles y usables, siempre que no sobrepasen las 12 mensualidades. Esto abre unas posibilidades a determinadas empresas del sector enormes, y además, y es completamente posible, trabajando con tecnologías de bajo coste.

Debemos hacer ver a la industria y a la empresa cómo pueden utilizar los textos legales, para obtener información que va mucho más allá de la obligación, ¡están llenas de pistas y de información importante, que se les da hecha! Muchas de ellas, ¡contienen verdaderos estudios prospectivos de las necesidades de determinados colectivos de población, con cifras, datos e incluso localización! ¡Hagamos ver a la industria y a la empresa cómo extraerla, localizarla y usarla! ¿Acaso no podemos ver la fuente de negocio que pueden suponer los próximos servicios de la televisión interactiva, dentro del sector de las personas mayores y con determinadas discapacidades, si las hacemos accesibles, usables y fácilmente interactuables?  Verdaderos consumidores, a cientos de miles, en potencia. ¿No son las personas mayores las que tienen mayor tiempo libre, con porcentaje de uso de la televisión muy superior al resto de la población?. Seamos realistas, si la empresa gana, la sociedad gana. La perspectiva asistencial suaviza la necesidad, pero nunca la solucionará. Sólo pasando de la mentalidad asistencial a la comercial, se producirán verdaderos avances innovadores y permanentes, según se vayan plasmando en bienes y productos accesibles y usables enfocados a la mejora del bienestar, entendiendo éste como un todo global que abarca comunicación, educación, trabajo, autonomía y ocio.

Si alguna vez viera que las empresas se “forran” vendiendo bienes y productos a las personas con discapacidad o limitaciones, sería tremendamente feliz. Significaría que habríamos llegado a conseguir un mercado con una oferta más que satisfactoria de bienes, productos y servicios accesibles y usables, de todos los tamaños, colores y condiciones técnicas. Y lo aseguro: todo aquello que mejora la vida de las personas, y que puede usarlo ella sola de manera autónoma por ser accesible y usable, dispara las ventas.

domingo, 9 de octubre de 2011

En busca de nuevas estrategias para la accesibilidad a las TIC’s


No son, sin duda, buenos tiempos para conseguir que determinados sectores poblacionales, como las personas con discapacidad o limitaciones y mayores, consigan participar en nuestra sociedad de la información y las comunicaciones en igualdad de condiciones, ello cuando consiguen participar. Es más, cabría preguntarse, o cuando menos reflexionar, si al canalizar o “monopolizar” gran parte de los servicios básicos que cualquier sociedad moderna debe proporcionar a sus ciudadanos (educación, relación con las Administraciones, sanidad o sistemas de trabajo) a través de medios tecnológicos, plataformas virtuales o comunicaciones electrónicas  con evidentes barreras de accesibilidad y usabilidad, no sólo no mejoramos las condiciones de igualdad, sino que incrementamos la desigualdad.

En esta época de crisis y recesión económica que padecemos, estamos viendo que es el mercado quien marca las políticas, de modo que las propias directrices políticas son secundarias. Hasta tal punto, que la ejecución de las condiciones establecidas en la profusa normativa legal desarrollada en estos últimos años, tanto a nivel nacional como internacional, para lograr un acceso a la sociedad TIC’s en condiciones de igualdad, se encuentra en situación de espera incierta. Mientras no se cambie el paradigma mental de que la accesibilidad y usabilidad a las TIC’s no debe ser un añadido a las mismas, sino parte nativa de ellas, difícilmente encontraremos el buen camino. Las condiciones de accesibilidad y usabilidad de las TIC’s nunca debieran vincularse a que los poderes públicos tuvieran el dinero suficiente para comprarlas, con costes adicionales. La solución sería muy sencilla para las Administraciones, principal cliente del sector tecnológico privado: mientras no consigas darme tecnología, plataformas y servicios electrónicos accesibles y usable, no te compro. De sueños también se vive, pero estos no generan igualdad, aún cuando ayudan. Los poderes públicos se encuentran en una situación francamente difícil, y en clara desventaja. Los grandes gigantes tecnológicos en todos los campos, que todos conocemos de memoria (Microsoft, Apple, IBM, HP, Google, Samsung, Sony, HTC, …), a los que se han unido las grandes redes sociales, no sólo tienen ingresos superiores en muchos casos al PIB de muchos países, sino que además, son conscientes  que hoy en día, sin sus recursos tecnológicos, “no hay sociedad viable”. Es decir, estamos en sus manos.

Frente a este panorama, la reclamación de los derechos establecidos en nuestras legislaciones es insuficiente. Tenemos que ser conscientes, desgraciadamente pero sin desánimo, que la realidad es la que es, y buscar estrategias distintas y mucho más efectivas que las basadas exclusivamente en las regulaciones legales de carácter social, aunque suene a herejía. Creo que no llegaremos a ver cómo el incumplimiento de incorporar condiciones de accesibilidad y usabilidad a los bienes, productos y servicios TIC’s supone un bloqueo a ninguna de las grandes empresas tecnológicas. En cambio, sí estamos viendo cómo la guerra de patentes tecnológicas está generando una lucha en el mercado sin parangón hasta ahora. Y estamos siendo espectadores de cómo la gran mayoría de estas patentes siguen cayendo en manos del oligopolio de los gurús tecnológicos. Samsung y Apple, por ejemplo, tienen abiertos 22 pleitos por patentes, en una guerra sin cuartel país a país  por conseguir bloquear las ventas de sus productos uno de otro. Y lo consiguen. Guerra a la que se ha unido Verizón, y a la que se están incorporando los recién llegados, nuestros imprescindibles jefes de las redes sociales. Frente a esta pelea de miles de millones por el dominio del mercado, las sanciones económicas por dejar fuera de la sociedad TIC’s a millones de personas, apenas son unas cosquillas incluso agradables para el oligopolio.

Sé que suena a aberración, pero creo sinceramente que hay que empezar a trabajar por lograr una verdadera igualdad, incorporando accesibilidad y usabilidad a las TIC’s, esenciales y completamente necesarias hoy día, desde otra estrategia. Y es tomando la necesidad de millones de personas con discapacidad o limitaciones y mayores, como si fuera una línea de negocio empresarial. Es necesario que parte de los ingentes recursos económicos que mueve, y que recibe el sector social, a través de sus redes asociativas, dejen de dedicarse a unas meras actividades de subsistencia asistencial, para crear verdaderos recursos de trabajo e influencia dentro de la industria, matiz este que va mucho más allá que con la industria. Los extensos, proecupantes y anuales informes que se realizan desde todos sitios sobre la infoaccesibilidad tecnológica, no solucionan la brecha digital. Eso sí, consiguen engordar el álbum de fotos con cada presentación, donde quedan para la posteridad las imágenes de los responsables políticos de turno, y los de la discapacidad y del tercer sector (estos cambian menos).

En un mundo tecnológico tan veloz como el actual, hay que estar siempre pendientes de lo que surge, y saber detectar su potencial a tiempo. Y esto sólo se consigue incorporando ejecución con profesionales y recursos dedicados a la ejecución, y no sólo a la observación. Desde dentro de la industria. En definitiva, no es nada nuevo. Siempre han existido los espías; se trataría, pues, de introducir “espías” dentro de la industria, pero que trabajen en la industria. Tómese como una metáfora, para coger el concepto.

Estar pendientes y alerta de las revoluciones tecnológicas que aparecen, y detectar y adivinar su importancia, es esencial para erradicar continuas discriminaciones. Pocas revoluciones en la intercomunicación social ha habido con tanta importancia como las redes sociales. Parecen estar con nosotros desde siempre, sin embargo Facebook sólo tiene 7 años. Pero Facebook no es Facebook. Facebook es “la marca comercial”. Bajo la “marca”, están un grupo de accionistas que se han ido incorporando al proyecto de Mark desde su arranque, dotando de enormes recursos financieros al proyecto, hasta darle un valor de 100.000 millones de dólares en que lo valoran los analistas bursátiles. Puesto que estos accionistas e inversores no son entes virtuales, más bien muy humanos,  también es factible actuar con ellos, y trabajar con ellos. Pero no pidiendo, trabajando con ellos y en sus proyectos. Y ello, estoy seguro, es completamente realizable si, como mencioné antes, se dedican parte de los recursos económicos que gestiona el sector social, para acercarse e incorporar profesionales y ejecutivos en los centros de decisión e influencia. En el caso paradigmático de las redes sociales, la discapacidad no sólo tiene que estar en ellas, tiene que “meterse” en sus entrañas y participar en su gestión, al igual que tendría que hacer con las grandes empresas tecnológicas.

Sinceramente, y aún reconociendo, por supuesto, su importancia, no creo que preocupe demasiado a Mark y a las grandes redes, la obligación que se ha establecido en nuestra reciente ley 26/2011, de 2 de agosto, de adaptación de nuestra legislación a la Convención de derechos de las personas con discapacidad, donde se obliga a que las redes sociales contemplen las condiciones de accesibilidad necesarias, bajo la amenaza de “un castigo” como se porten mal.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Visionarios tecnológicos & Visionarios de la discapacidad

En la conferencia inaugural de la decimosegunda edición del BDigital Global Congress en Barcelona, en el año 2010, el célebre físico Michio  Kaku manifestó, con gran contundencia, que Internet y las nuevas tecnologías no sólo lograrán sobrevivir a la crisis económica, sino que además conducirán a la sociedad que conocemos hacia un nuevo status, al capitalismo perfecto. Michio Kaku es catedrático de Física Teórica de la Universidad de Nueva York, divulgador científico de la BBC y Discovery Channel, y es el cofundador del campo de la teoría de las cuerdas. El sr. Kaku dista mucho de ser un ilustre escritor de fantasías de ciencia ficción, pero sí es un reconocido y prestigioso visionario de las inminentes realidades científicas y tecnológicas. Kaku nos avanzaba un futuro inminente donde nuestros espacios de “hábitat” estarán compuestos de paredes inteligentes con las que interactuar, utilizaremos lentillas con realidad aumentada, microchips instalados en todos los objetos que nos rodean, e incluso ordenadores controlados con la mente. Poco después de este congreso, centrado en el internet del futuro (¿futuro?), Kaku publicó su último libro, “Física de lo imposible”, donde iba más allá en sus augurios: "En la década de 2020 puede llegar la era del control telepático de los ordenadores", y “gracias a la realidad aumentada, "el usuario vivirá en un mundo parcialmente real y virtual", asegura. En definitiva, un visionario, pero científico. ¿Alguien sabe cuánto queda para el 2020?

Pocos meses antes, otro célebre visionario, que no merece duda alguna, se encontraba como tantas veces en un escenario muy conocido para él, el Moscono Center. Era un 27 de enero de 2010, en San Francisco, y este visionario se llama Steve Jobs, el alma natural de Apple. Ese día, ante una expectante y numerosa audiencia, presentó un aparato novedoso entonces al que denominó tableta. Cuando aún no se han cumplido dos años desde su salida a la luz, hace un par de meses la consultora In-Stat calculaba que en 2017 existirán 250 millones de tabletas activas en el mercado (a las que habría que sumar todas aquellas ya fabricadas y que han ido cayendo en desuso). Para entonces, según sus previsiones, cerca de un 90% estarán bajo la influencia o en la órbita de Apple y Google, perseguidos por Microsoft. El ordenador irá envejeciendo, pese a que todavía en 2012 se venderán 120 millones de unidades, mientras las tabletas de Apple se pondrán en 55 millones de unidades vendidas, y 45 millones con Android.
Estos visionarios son los que mueven la industria tecnológica, y no sólo este sector. Es difícil imaginar el poder del sector financiero y bancario, por ejemplo, sin el potencial y los recursos que les proporcionan estos visionarios tecnológicos. Y bien que lo aprovechan. Hasta el punto de que no es tontería preguntarse quién tiene en la mano a quién, ¿el poder financiero al tecnológico, o el tecnológico al financiero, quien sin el soporte tecnológico no tiene sentido hoy en día?.

Sin embargo, hay un sector que se queda fuera de juego, y no es otro que el social, el que debe garantizar un mayor bienestar en igualdad de condiciones a todos los ciudadanos, y especialmente a aquellos que se encuentran con mayores necesidades o necesidades especiales. Es decir, las personas con discapacidad o limitaciones, las personas mayores y, por qué no, todas aquellas sin recursos para participar en esta nuestra sociedad de la información y del conocimiento. En un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial, se pone de manifiesto que alrededor de 1.000 millones de personas –un 15% de la población- sufren algún tipo de discapacidad en el mundo. Este porcentaje, muy lejos de decrecer, va a seguir aumentando en los próximos años debido al envejecimiento de la población en los países occidentales, y al estancamiento del bienestar por la crisis en los países en desarrollo. Resulta francamente sorprendente que, entre los 1.000 millones de personas con discapacidad en el mundo, no tengamos “visionarios” (ingenieros, desarrolladores, consejeros delegados, asesores,…) también dentro del circuito principal del desarrollo tecnológico que trabajen conjuntamente o dentro de los imperios de estos “visionarios “ tecnológicos que mueven el mundo, y que son los que nos presentan las realidades que si o si vamos a utilizar, por supuesto siempre “ad inicio” sin las debidas condiciones de accesibilidad y usabilidad.

Resulta curioso observar cómo todos los “visionarios” pro derechos de igualdad de las personas con discapacidad o limitaciones, y mayores, los encontramos en el circuito secundario de competición (metafóricamente hablando, fuera de la fórmula 1, y corriendo en la fórmula 3000), es decir, en el legal y reivindicativo. Y el circuito legal está muy bien, y es completamente necesario, de acuerdo, pero un tanto desalentador. En España, por citar un ejemplo y por disponer de una de las legislaciones sociales más avanzadas, regulamos la accesibilidad y usabilidad tecnológica principalmente en el Real Decreto 1494/2007 de condiciones básicas para el acceso de las personas con discapacidad a las tecnologías, productos y servicios relacionados con la sociedad de la información y medios de comunicación social. No nos engañemos, este RD con nombre tan rimbombante sólo incluye algunas condiciones básicas de accesibilidad y usabilidad a los terminales de telefonía móvil, las páginas de internet, contenidos a la TV y algunas condiciones de accesibilidad a la TDT, y poco más. La ultimísima regulación legal en lo vinculado a lo tecnológico, la tenemos en la Ley 26/2011, de 1 de agosto, de adaptación normativa a la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, donde en su art. 16 se obliga a que las páginas de internet que contengan o den soporte a redes sociales sean accesibles… ¡¡¡siempre que su volumen anual de operaciones, supere los 6.101.121,04 € !!!. Nada tenemos en nuestra robusta legislación, el circuito secundario de “persecución” a la accesibilidad tecnológica, que hable de las tabletas, del Cloud, de la realidad aumentada, de NFC, o de las últimas tendencias del comercio electrónico. Y desde luego, nada sobre todo aquello que vaticina Michio  Kaku. Hay, sin duda, dos tipos de grandes visionarios: el tecnológico, que ve el futuro, y el de la discapacidad y social, que normalmente sólo ve el presente (si bien es cierto que muchos padecen de discapacidad visual o ceguera).

Sólo teniendo “visionarios” y luchadores con discapacidad o conocedores de las necesidades de la discapacidad, y de los mayores, dentro de la industria tecnológica, se empezará a ganar la batalla de la accesibilidad y usabilidad. Y sólo teniendo “visionarios” de la discapacidad dentro, se podrá explicar a la gran industria que cada aparatito que sacan, además, tiene muchas más utilidades que las pensadas o conocidas por ellos, como ha quedado demostrado con las “utilidades emergidas” desde las tabletas para las personas con discapacidad intelectual o mental, logrando niveles de recuperación cognitiva importantes, o como ha ocurrido con la Kinect de Microsoft, cuyas posibilidades interactuación por parte de muchas personas con gran discapacidad son enormes. De este modo, entonces y como valor añadido, se podría enseñar a vender a las redes comerciales de las empresas de estos “visionarios tecnológicos”; si conocen todo para lo que sirve lo que venden, venderían más y a muchos más. En definitiva, y como mantengo siempre, la persona con discapacidad, y su familia, son consumidores. No nos andemos con medias tintas, pues, seamos materiales por el bien social, ¡¡¡señores, hay negocio para todos, económico y social!!!.

¿Será posible que no tengamos ningún “visionario” con discapacidad o conocedor de la discapacidad, entre los 1.000 millones, pegado a los “visionarios” tecnológicos e infiltrado en sus reductos?. Claro que, como en todo, habrá que hacer una reflexión y valorar los riesgos. ¿Y si por hacer un bien, la liamos?; ¿y si por conseguir “introducir” visionarios tecnológicos expertos en discapacidad, y mejoran las cosas, tenemos que prescindir de puestos de trabajo como “visionarios pensadores, filosóficos y reivindicadores” de la discapacidad en el circuito secundario hacia la accesibilidad y usabilidad tecnológica?.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Digamos las cosas claras, y así avanzaremos mejor y más rápido


Mientras en España este último mes dividíamos a nuestro país en cuatro, a saber: los que a modo de asalto al estilo antiguo, atacan y nos plantan una reforma constitucional por la espalda, mientras piensan cómo nos van a convencer dentro de dos días en la cita con las urnas,; los que están o han estado de vacaciones; todos los que han estado buscando “su trabajo perdido”, y las decenas de miles de indignados; y todos aquellos que han estado esperando para, y luego cuando ha llegado, adorar a su santidad Benedicto.  Bien, pues mientras todo esto ocurría por aquí, resulta que el mundo sigue girando, y nuestro mundo tecnológico más deprisa que ninguno.  Porque quien más corre en nuestra nueva sociedad es, sin lugar a dudas, este sector que nos “comunica”, nos conecta y nos vende sus realidades. Mientras la FAO se mueve a su ritmo, con lentitud desesperante e inaceptable para tomar decisiones y encontrar soluciones en relación a la hambruna en el Cuerno de África y su extensión a Somalia y países limítrofes, nuestras tecnologías, las empresas que las mueven y sus decisiones ejecutivas no han parado de sucederse en este mes a ritmos vertiginosos.

Así, durante este mes “de vacaciones”, Steve Jobs nos anuncia que deja la presidencia ejecutiva de Apple, abriendo la mayor de las incertidumbres en su historia; Google desembarca definitivamente como en Normandía con Google+, y además compra Motorola Mobility mientras tanto, para perseguir a Apple; HP nos anuncia que deja de interesarle la fabricación de equipos informáticos y dispositivos móviles, y se vuelca en el software,  comprando el grupo de programas informáticos Autonomy por 10.000 millones de dólares, siguiendo la estela de IBM; Sony, Hitachi y Toshiba se fusionan para dominar la fabricación de paneles LCD; Facebook anuncia que comprará hasta 20 empresas externas para hacer frente a Google; Nokia anuncia que a partir de ahora sólo desarrollaran terminales móviles con Windows Phone; y China supera en ventas de ordenadores a EEUU, con Lenovo a la cabeza. Mirémoslo por el lado positivo: los grandes señores tecnológicos son los mismos, y así están localizados.

Mientras todo esto ocurre, sigue habiendo colectivos que siguen sin encontrar ni soluciones ni recursos entre tantas soluciones y recursos, y que pasado este mes, entrando en un nuevo septiembre, siguen teniendo las mismas necesidades y las mismas limitaciones para poder usar y servirse de las tecnologías, y tener en muchos casos las mismas “oportunidades” que el resto de los ciudadanos.  Cuando una sociedad teóricamente moderna como la actual gira y depende de la tecnología en todos sus sectores (sanidad, educación, empleo, servicios sociales…), cada día que pasa sin incorporar productos y servicios accesibles significa empujar un paso hacia detrás a grandes colectivos de ciudadanos con determinadas necesidades y condicionantes. Así, y mientras tanto, de este modo, y como en la economía, quién más va a sufrir esta velocidad es el ciudadano con determinadas necesidades especiales, con alguna discapacidad y/o las personas mayores. Sin embargo, bien sabemos que el pararse un poco, y dedicar el tiempo necesario a pensar, buscar y planificar, casi siempre resulta más rentable que el sólo pedir “derechos” e improvisar soluciones. La situación tecnológica actual, el mercado, los recursos y las realidades ya existentes nos pueden ofrecer muchas más soluciones de bienestar de las que creemos. Incluidas soluciones accesibles y usables.

Por supuesto que estamos muy lejos de la perfección, y de que la igualdad “tecnológica”, conseguida mediante equipos, bienes y servicios accesibles y usables para todos, está aún bastante lejos de conseguirse. Pero, para llegar a ello, también tendríamos que estudiar y analizar en profundidad nuestro “mundo actual tecnológico”. Si no sabemos de manera fiable lo que tenemos, ¿cómo vamos a pedir algo?. Si no sabemos para qué se usa lo que tenemos, ¿cómo vamos a saber qué se tiene que inventar? ¿vamos a seguir pidiendo inventos de por vida? Evidentemente, hay que seguir inventando, pero también conocer y saber aprovechar lo que ya está inventado. Es urgente un análisis, un rastreo profundo, la creación de un mapa real de nuestra situación tecnológica. Es completamente necesario este mapa tecnológico, donde sepamos quién inventa, quién fabrica, dónde lo hace, qué es lo que diseña y vende, y cuánto. Y haríamos muy bien en no ceñirnos a nuestro universo europeo-anglosajón, y darnos una vueltecita por otros escenarios, como Japón y unos cuantos países “amarillos”.

La discapacidad vive exclusivamente mirando sus estadísticas cuantitativas (¿somos más discapacitados que el mes anterior?). Haría bien en fijarse en otras fuentes, para saber por dónde atacar y planificar soluciones. No estamos ni pendientes ni al día de los nuevos avances, y nos vamos enterando según leemos, cuando leemos, en la prensa o los medios. Damos vueltas en círculos, mientras el “mundo tecnológico” va enfilado en línea recta. Hace unos días, la representante de la Comisión Europea, en Barcelona, anunciaba que la UE aportará 3,41 millones de euros para el desarrollo de un proyecto para hacer los cajeros automáticos y las máquinas expendedoras accesibles a las personas con discapacidad, cuyos ensayos durarán tres años y se iniciarán en Barcelona y continuarán a partir de enero de 2012 en 24 expendedoras de billetes de transporte de Paderborn, en el norte de Alemania. En tanto, la industria tecnológica anuncia que en 2013 el 40% de los pagos se realizaran a través del móvil, con tecnología NFC. Entonces, ¿en el 2018 se seguirán usando los cajeros? ¿los pondremos al lado de las cabinas de teléfono fijas, como reliquias? Cuando acabe el proyecto financiado por la Comisión Europea, a tres años, y en tanto se ponen a hacer accesibles las redes de cajeros, ¿Quién va a usar los cajeros por entonces? ¿Será el el momento de empezar a estudiar cómo hacer accesible el pago con el móvil, mientras emerge la siguiente novedad tecnológica? Esperemos al menos, que para entonces siga habiendo subvenciones para estudiar la accesibilidad a lo prontamente obsoleto, en lugar de analizar “lo que se nos viene encima”. Según la representante de la Comisión Europea, en EEUU el 61% de los cajeros ya incorporan soluciones de voz accesibles, y en Canadá prácticamente la totalidad. A lo mejor resulta que ya está estudiado e inventado todo esto, y resultaría más eficaz copiar o adaptar lo que ya existe. 3’41 millones de euros son muchos millones. Casi 600 millones de nuestras antiguas y entrañables pesetas.
Aunque estamos en la sociedad tecnológica, somos herederos la mayoría de la tecnología pasiva, es decir, de la televisión y el video, pero no sabemos buscar nuevas potencialidad ni funcionalidades de lo que tenemos entre manos. Y mucho menos ver ni saber ver no ya el futuro tecnológico lejano, tan siquiera el inmediato, para saber cómo, cuánto y de qué modo nos va a afectar y nos puede beneficiar o perjudicar. Somos capaces de perder horas dentro de un comercio mayoritario buscando ofertas y saldos, pero no de entretenernos con nuestros cacharritos para aprender a saber qué es lo que pueden hacer para facilitarnos la vida.

No podemos ser tan necios como para pensar que sólo aprobando derechos y obligaciones, y “contemplando” sanciones económicas, vamos a solucionar la accesibilidad a las tecnologías. Cualquier sanción económica, por grande que sea, no dejan de ser unas pequeñas cosquillas a las grandes multinacionales. El camino pasa, por supuesto, junto a la legislación, en establecer alianzas y convencer a “nuestros enormes proveedores tecnológicos” de las bondades y los beneficios de incorporar tecnologías accesibles y usables, e ir sumando consumidores físicos, “empresariales” e institucionales. Y para ello los colectivos de personas con discapacidad, y mayores, deben ser serios y leales con sus “proveedores” de productos y servicios. Si queremos convertir a estos grandes señores tecnológicos, tenemos que convencerlos, enseñarles y ganárnoslos. No podemos manejar macrocifras de “discapacitados”, “somos más de 4 millones”. A las empresas no se las puede engañar: si hay 80.000 ciegos en España, esos son los que hay; si hay 50.000 sordos usuarios de lenguas de signos, son esos. Y multiplicárselos por cada país. Del mismo modo, con cada subsector del colectivo de personas con discapacidad y /o mayores. No podemos caer en el error de venderles grandes macrocifras, 4 millones de personas con discapacidad todos juntitos, cuando es claro y evidente que más de la mitad de esta cifra, aún teniendo alguna discapacidad, no tiene limitación alguna en el acceso y uso de las tecnologías. ¿O acaso una persona que no ve por un ojo y no oye por un oído tiene alguna limitación en este sentido? ¿y aquél que tiene una discapacidad orgánica?.

Si las empresas tienen que planificar, debemos ser sinceros con ellos. Y tenernos que ponerles las cifras de los beneficios que les supondría. Sin engaños. Con las cifras reales, la rentabilidad es mucho mayor para todos. Económica y social. Si queremos que fabriquen para nosotros bienes, productos y servicios accesibles y usables, sería mucho más efectivo hacerles “nuestros amigos”. Y para poder empezar a caminar “como amigos” (interesados mutuamente, por supuesto) es necesario completamente generar esa base de datos del estado de la tecnología, donde sepamos quién es quién, quien fabrica, donde, cuánto vende y para qué sirve. Sólo de esta forma, creando un punto de referencia y consulta único, el usuario, las empresas y los comerciales sabrán dónde están los recursos, y se produciría una competitividad inicial entre fabricantes, ¿acaso conoce Apple cuántos samrtphones vende a los ciegos, y por qué? ¿se ha analizado realmente por alguna empresa cuánto gasta en tecnología una persona con determinada discapacidad, y cuánto gasta en su consumo?. Por supuesto que hay que obligar a nuestros “amigos”, como un padre a sus hijos, pero también enseñarles y ayudarles, para que luego (je, que interesados, en el buen sentido), nos ayuden a nosotros.

viernes, 1 de julio de 2011

Es necesario cambiar el modelo de avanzar hacia la inclusión digital


Que los ciegos tienen derecho a ver (oir) las tecnologías para usarlas, es algo evidente. Que los sordos tienen que oír (ver en texto) muchos de los contenidos de las tecnologías, es algo evidente. Que muchas personas con discapacidad intelectual y mayores, necesitan diseños claros, sencillos e intuitivos de aparatos y contenidos TIC’s, es algo evidente. Que gran parte de los bienes, productos y servicios TIC’s no cumplen ninguno o alguno de estos requisitos, es evidente. Que la ley sóla no sirve, es evidente.

Ahora que estamos en plena época de crisis económica, donde llevamos unos cuantos años entre los debates de poner políticas keynesianas o fiscalistas para salir, y donde nos estamos cuestionando los cambios de modelos productivos para adaptarnos a las nuevas realidades, quizás también es el momento para preguntarnos si debemos cambiar los modelos  de búsqueda y actuación para implantar una sociedad para todos.

España gasta en subvenciones y financiación de proyectos enfocados a población en riesgo de exclusión, entre ellos las personas con discapacidad, enormes cantidades de millones de euros (en este caso es gasto, porque casi nunca llegan a nada). Subvenciones y financiación no sólo nacional, también en muchos casos proyectos europeos. Habría que vincular las subvenciones, las macrosubvenciones para proyectos sociales vinculados a las tecnologías, a resultado final, es decir, lograr incluir en una última fase que esos desarrollos, de alguna forma, que se intente que terminen en la calle. De lo contrario, es un saco sin fondo, y sin final.

Esta cantidad de dinero que se gasta en proyectos y desarrollos piloto tecnológicos que no acaban comercializándose ni siendo rentables social ni económicamente es incalculable. Probablemente, sería mucho más rentable si se dedicaran la mitad de ese ingente dinero a la investigación básica y desarrollo del producto, y el resto a financiar la industria para comercializarlo. Y esta misma filosofía debería impregnar todo el dinero que invierten las medianas y grandes empresas, a través de sus Fundaciones y proyectos sociales dedicados a poblaciones en riesgo de exclusión; de este modo, sería más eficaz, y más estimulante incluso para los propios investigadores,  que en los cientos de premios que se dan anualmente por parte de estas Fundaciones sociales y similares, se puntuara al menos bastante más a aquellos que son más utilizables, más comercializables y más rentables socialmente, que a aquellos que son más vistosos, más bonitos, más  complejos, y nunca jamás se verán en colegios, ni en los cines, ni en los trabajos ni en las casas. Es una pena la fuga continua de proyectos a las nubes, que acaban desapareciendo en el firmamento. España es un paraíso enormemente creativo, y un experto en desaprovechar su creatividad.

Con las normativas técnicas que tenemos actualmente, las leyes, los informes, las investigaciones, los cientos de test de usuarios para todo, e incluso los miles de desarrollos piloto, tenemos conocimientos más que de sobra para hacer accesibles las tecnologías en un 90%. Ahora, sin olvidar lo anterior, hay que trabajar en otro nivel. En llevarlo a la práctica. En trabajar con la industria. De hecho, la conocida como Sociedad de la Información y del Conocimiento, bien podría denominarse Sociedad de la Información, del Conocimiento y de los Informes. Tenemos millones de informes y de estudios de todo tipo, desde cómo se reproducen las abejas en el Tibet, hasta las condiciones y criterios de accesibilidad de la mayoría de las tecnologías y sus contenidos. Y con ellos, se pueden solucionar el 90% de problemas de acceso y uso a las TIC’s por las personas con discapacidad, limitaciones y mayores.

Habiendo tanto conocimiento, los avances sociales vinculados a las TIC’s deben pasar necesariamente por la generalización y externalización de este conocimiento. Igual que generalizamos el conocimiento de los gustos de los usuarios en cuanto a colores, tamaños, prestaciones, debemos generalizar el conocimiento de las necesidades y diversidad de los usuarios en el uso de las tecnologías, en los medios de comunicación (escritos o virtuales) profesionales o especializados. ¿Realmente creemos que si el conocimiento de las necesidades de un porcentaje altísimo o nada despreciable de usuarios llegará a programadores, diseñadores y desarrolladores, muchos de ellos vinculados a tecnologías abiertas, no habría también un porcentaje de esos profesionales que se interesarían por ellos? ¿Es descabellado pensar que sean tan pocos los profesionales TIC’s y empresariales que se interesan por las necesidades, simplemente por puro desconocimiento?.

El único futuro para lograr el éxito de la accesibilidad a los bienes, productos y servicios es vincular a la industria. En las librerías y kioscos encontramos múltiples publicaciones relacionadas con las TIC’s, dirigidas al público en general, a profesionales y a usuarios que gustan de este mundillo y de estos temas, con muchos miles de ejemplares de tirada, y todas con presencia virtual además. Publicaciones como Personal Computer&Internet, PC actual, PC World, Cámaras Digitales, etc, incorporaran toda la actualidad tecnológica en sus noticias. Pero además, en todas ellas, en cada número, realizan múltiples análisis y comparativas de productos, muchos de ellos exhaustivos. Nada se dice ni se menciona de accesibilidad o usabilidad en sus análisis ni en sus noticias..

Para las ONG’s, Fundaciones Sociales, empresas de la discapacidad centradas en las TIC’s y movimiento asociativo, si realmente quieren avanzar en conseguir beneficios e inclusión tecnológica real para las personas con discapacidad, limitaciones o mayores, les resultaría mucho más eficaz externalizar este conocimiento de las necesidades y de los criterios de accesibilidad y usabilidad, “en el mundo real”. No sería nada desdeñable destinar gran parte del dinero de estas ingentes subvenciones destinadas a proyectos pilotos TIC’s perdidos, a introducir contenidos sobre accesibilidad y usabilidad TIC’s en todas estas revistas, por ejemplo. ¿Habrá algo más rentable para avanzar en la inclusión digital que ver, mes a mes, esta información en Personal Computer o PC World, aunque sea pagando?. Hay que ser práctico y honestos, y aunque la presencia de criterios de accesibilidad en los análisis y comparativas, por ejemplo, aún cuando no fueran extensos, el mero “simbolismo” de incluir la “accesibilidad” y la usabilidad en los análisis es inapreciable. Significa hacer llegar esta información al “mundo normal”, a miles de profesionales “normales; porque todos sabemos que, salvo que tengas algún familiar “muy cercano” con discapacidad o limitaciones,  nadie va a leer las revistas “El Faro del ciego”, “La luz del sordo” o “El camino del cojo”, publicaciones dirigidas específicamente a estos colectivos. (Cuidado, estas publicaciones no existen, son una metáfora, sin ánimo de herir).

Porque el ciego, el sordo, la persona con discapacidad intelectual, tiene el derecho a usar las TIC’s en igualdad, sin discriminación. Pero más importante que el derecho, aunque parezca una barbaridad, es que tiene la necesidad.

viernes, 3 de junio de 2011

El presente tenemos que intentar repararlo, pero el futuro podemos fabricarlo


Me da la impresión de que muchas veces, las personas con discapacidad son fieles adeptos a la famosa frase de John Lennon "La vida es lo que te pasa mientras estás ocupado en otros planes." Y lo que pasa y seguirá pasando, en el día a día de las personas con discapacidad, es que seguirán encontrando barreras y limitaciones en el acceso a las TIC’s y los servicios que giran en torno a ellas, mientras no se tomen las preocupaciones con una perspectiva de solución temporal planificada, y se sigan buscando los remedios a las barreras a través de una mera petición y reivindicación de derechos y garantías legales. En definitiva, lo que nos pasa en la vida a las personas con discapacidad nos seguirá pasando (las barreras y limitaciones en el uso de las TIC’s), mientras estamos ocupados en otros planes (quejarnos y reivindicar el arreglar o solucionar lo mal hecho), en vez de planificar las soluciones a futuro.

Ante el problema de la accesibilidad física, en cierta forma podemos estar relativamente pasivos, y sí, en este caso, hacer uso de nuestra normativa legal para exigir su cumplimiento. No hay que inventar prácticamente nada. Para ello se aprobó hace poco más de un año el Código Técnico de la Edificación. Las soluciones a la accesibilidad física están superadas, en todo caso pueden  cambiar los materiales usados, pero poco más. Ante la realidad tecnológica, en cambio, debemos estar vigilantes y alerta. En las tecnologías es distinto, año a año aparecen nuevos desarrollos, plataformas, aplicaciones y servicios vinculados. Y cada nuevo desarrollo tecnológico suele venir con nuevas barreras para las personas con discapacidad.

El problema de la accesibilidad tecnológica es un problema social, cuya solución es responsabilidad de todos. Sólo trabajando en conjunto, en equipo, y con planificación y anticipación podremos llegar a niveles aceptables de accesibilidad y usabilidad tecnológica. Las empresas, la industria, tienen los medios y los recursos técnicos y productivos, las personas con discapacidad tienen los conocimientos de sus necesidades y limitaciones. Los responsables expertos de la discapacidad deben jugar un papel fundamental enseñando a las industrias y la empresas tecnológicas las necesidades, y cómo se debe trabajar en el diseño y puesta en marcha de las nuevas realidades emergentes. No podemos esperar que se ponga a la venta un nuevo perfume, para luego decir que no nos gusta.

Puesto que las necesidades y limitaciones de las personas con discapacidad no van a variar, por regla general, es completamente necesario planificar estrategias de actuación ante las futuras realidades tecnológicas, y esto sólo se consigue estando permanentemente alerta para detectar cuándo empiezan a producirse, y establecer soluciones antes de sus implantaciones masivas en su uso. Planificar es definir objetivos y diseñar una estrategia de actuación para llegar a ellos. El objetivo único para los expertos tecnológicos de la discapacidad debe ser anticiparse ante estas nuevas realidades, para evitar continuas y cada vez más agresivas brechas digitales.

Tengo la impresión de que las personas con discapacidad vamos siempre por detrás, recogiendo la “basura tecnológica no accesible”, entendiendo basura tecnológica toda aquella que va quedando obsoleta a ritmos espeluznantes. No estamos atentos a lo que viene, ni estamos donde se habla, planifica y ejecuta lo que viene. El presente tenemos que intentar repararlo, por supuesto, porque está mal hecho, pero el futuro podemos fabricarlo, con una adecuada planificación y anticipación.

No deja de ser en cierta forma desolador que se vuelve a intentar garantizar la accesibilidad a la telefonía fija y determinados de sus servicios, así como las cabinas telefónicas, en un Real Decreto 726/2007, publicado en el BOE hace unos días. ¿Alguien vio a un ciudadano utilizar una cabina telefónica en los últimos años? A lo mejor había que regular ya el teléfono móvil, antes de que deje de usarse porque hablemos a través de un microchip incrustado en nuestra ropa. Porque, que yo recuerde, para la telefonía móvil existe normativa técnica, pero ninguna de carácter legal ni que remita a ella. El Real Decreto 1494/2007, de 12 de noviembre, por el que se aprueba el Reglamento sobre las condiciones básicas para el acceso de las personas con discapacidad a las tecnologías, productos y servicios relacionados con la sociedad de la información y medios de comunicación social, es claramente insuficiente, y en ningún momento detalla las necesidades técnicas que deben incorporar los terminales móviles para garantizar su accesibilidad y usabilidad.

Las empresas realizan estrategias de negocio a medio y largo plazo, y la discapacidad sigue sin tener vigías del futuro para planificar. No toda la responsabilidad es del mundo empresarial. La discapacidad tiene y debe hacer una labor de aprendizaje, allá donde hay que enseñar. Y las realidades no las fabrican las leyes, las fabrica la industria. Al ritmo que avanzan los desarrollos tecnológicos, no nos da tiempo a reparar los fallos de accesibilidad entre una innovación y la siguiente.

Imaginemos, que vistos otros antecedentes no sería raro que pasara, que empezáramos ahora o volviéramos a analizar la accesibilidad de los cajeros automáticos y cómo solucionar sus fallos, y resulta que dentro de dos años vamos a pagar con el móvil, con tecnología NFC, y los cajeros van a quedar prácticamente con la misma utilidad que las cabinas de teléfono. Y dentro de unos poquitos, muy poquitas años más, como un elemento más del mobiliario urbano. Tecnología que, por cierto, no es nueva, y desde hace siete años ya se emplea comercialmente en algunos países orientales. Y mientras se terminan todos los informes posibles, y las empresas se decidieran a cambiar, en caso de que se decidieran, a ese gasto sobrevenido, volveríamos al principio. Es decir, probablemente la tecnología NFC empezara a ser “basura tecnológica” para las personas con discapacidad, mientras empezara a emerger una nueva.

El protocolo RFID que utiliza Near Field Comunication (NFC) permite conectar dispositivos electrónicos como el teléfono móvil, ordenadores o electrodomésticos de forma casi automática. Pero lo más importante del NFC es la influencia que va a tener en todos nuestros hábitos del día a día. Según la consultora Frost & Sullivan, el mercado potencial alcanzará lls 110.000 millones de euros en 2015.  Se va a cambiar la tarjeta de crédito o débito por el pago con el móvil, con sólo acercarlo a un terminal de pago. Se va a poder acceder a cupones descuento, nace el comercio móvil, el m-commerce, que  según IE Market el mercado global de pagos por el móvil será de 1’13 billones de dólares en 2014.

Fruto de estas previsiones económicas ha sido el acuerdo recientemente firmado entre las tres grandes operadoras móviles, Telefónica, Vodafone y Orange, definiendo un estándar unificado de sistemas de pago móvil. Donde hay negocio, las empresas invierten; y si hay negocio, la implantación de esa tecnología acaba imponiéndose masivamente. Al igual que las empresas, ¿no pueden los expertos tecnológicos de la discapacidad darse cuenta y detectar estas previsiones, y tratar de actuar en consecuencia, al menos para intentar de mano de la industria, incorporar parámetros de accesibilidad con tiempo? Porque, ¿cómo si no evitamos riesgos de posibles futuras pero inmediatas nuevas discriminaciones tecnológicas? ¿Invocando a la ley? ¿En cuál de nuestras leyes o Reales Decretos podríamos encajar tecnologías como la NFC o la realidad aumentada?

Hoy en día, en plena Sociedad de la Información y la Comunicación, no podemos excusarnos en el desconocimiento de lo que viene, para asustarnos cuando ha llegado. Si sabemos que en apenas pocos años, o incluso meses, podremos tener dentro de nuestro móvil las tarjetas de nuestros comercios, el DNI electrónico, llevar las recetas en el teléfono con información de dosis; que con un móvil en la mano y acercándolo a un terminal de acceso, podremos validar cualquier transporte público o recinto; que las ciegas van a poder recibir mensajes de audio e información del entorno urbano; que vamos a poder compra entradas de cines, espectáculos, conciertos o acontecimientos deportivos acercando el terminal al cartel publicitario… ¿por qué seguimos empeñados en hacer accesibles los carruajes o diligencias del oeste?

miércoles, 4 de mayo de 2011

Los tecnólogos también tienen compromiso social


Hace poco más de tres años, estando en un congreso sobre tecnologías accesibles que se celebraba en León, me presentaron a una persona que parecía muy importante. Nos pusimos a hablar, y pasado un buen rato, le comenté: “no tengas ninguna duda, lo mejor que podéis hacer por la discapacidad es tomarla como un mercado y un negocio”. Efectivamente, ese señor era importante. Era Enrique Muñoz, hoy Director General de IECISA, la división de informática de El Corte Inglés, y ahora gran amigo. Pues ese señor me ha recordado esa frase en repetidas ocasiones, y las anécdotas que le sucedieron cuando la comentaba en su empresa con otros señores importantes, y veía que más o menos se escandalizaban. Pues bien, ese señor, que no tiene ninguna discapacidad, pero que descubrí que tiene bastante más sensibilidad que otros muchos que se llenan de eslóganes reinvidicatorios para la discapacidad, ha asumido la importancia de la discapacidad, y las necesidades que muchas personas con discapacidad tienen en este nuestro mundo de la sociedad de la información y la comunicación. Y ahora, IECISA, ha ganado el concurso público que Red.es había sacado para la adquisición de decodificadores accesibles para la TDT. Por primera vez, la primera empresa de distribución comercial en España entra a conectar con el mercado de la discapacidad. Creo que empieza la verdadera normalización, aún cuando es sólo un pasito pequeño.

Curiosamente, esta misma sensibilidad que encontré en Enrique, también la halllé en otros profesionales de este nuestro mundo de nuestra sociedad de la información y las comunicaciones, tanto del sector privado como de la función pública. Sinceramente, además, me ha llamado mucho la atención, y me ha hecho reflexionar. Yo siempre había creído, creo que como muchas personas, que aquellos profesionales que venían de las ramas de las letras y las humanidades, tenían el corazón mucho  más sensible, eran mucho más proclives a volcarse en los demás, y en definitiva, tenían el alma más pura y solidaria. Quizás es porque muchas veces hablan mejor, dominan la complacencia e incluso algunos escriben libros llenos de frases hermosas. Y siempre tenemos la idea de que aquellos señores que están en medio siempre de cacharritos tecnológicos, de microchips y redes inanimadas y frías, de sistemas y medios de comunicación aparentemente impersonales y gélidas, o metidos en sus pantallas y aplicaciones, son seres mecanizados y sin apenas vida. Quizás sea casualidad, pero mi experiencia en estos años me ha hecho descubrir un mundo de profesionales relacionados con las TIC’s bastante humanos y sensibles, y desde luego con una visión bastante más creativa y práctica. Y casualmente también, ninguno tenía discapacidad. Ello también me ha llevado a pensar que, entonces, o yo era muy convincente cuando echaba el discurso de la necesidad de tecnologías y recursos TIC’s accesibles y usables; o se hacían adeptos para no escucharme.

La cuestión es que cuando, sin conocerlos en absoluto, entré en contacto con los subdirectores generales de informática del Ministerio de Trabajo, Alejandro Lazcano y Joseba García Celada, para explicarles la necesidad de elevar a la categoría de accesibles los portales web de la Administración, y que era necesario sacar una auditoría para impulsar esa accesibilidad, enseguida encontré su receptividad y comprensión. Estábamos por el año 2006, y esta acción era prácticamente nueva por aquél entonces. Sin embargo, su sensibilidad y apoyo fueron importantísimos, y se hizo un estudio general de la situación en cuanto a accesibilidad de las web públicas, que fué el inicio del camino. Y a raíz de ahí siempre que lo he requerido, he visto cómo habían adquirido la importancia de la discapacidad.

Cuando la política social cambió de ministerio, al de Educación, allí me encontré con otro señor, también subdirector general de informática, y presidente de ASTIC (Asociación Profesional del Cuerpo Superior de Sistemas y Tecnologías de la Información de la Administración del Estado), Francisco Antón, y un buen día le eché un discurso sobre la necesidad de la comunicación a través de medios TIC’s de las personas sordas, y mi idea de interconectar por videoconferencia los distintos centros del ministerio para dar servicio de interpretación en lengua de signos. Enseguida me captó la idea, se puso a cavilar, e incluso llegamos a hacer una prueba piloto desde mi despacho, que funcionó. Pero no nos dio tiempo de terminar de poner en marcha la idea. A los pocos días nos cambiaron otra vez de ministerio. Sin embargo, también se ha hecho adepto a sus necesidades, y a finales del año pasado me invitó a una conferencia sobre la accesibilidad y usabilidad en la AGE y la necesidad en la misma, siendo la primera vez que se introducían estos temas en un evento de la asociación. Por cierto, en esa conferencia, estuvo conmigo Victoria Figueroa, también subdirectora TIC del Ministerio de presidencia.

Y volvimos a empezar de nuevo, ahora en el Ministerio de Sanidad. Allí encontré de nuevo a otro señor, también subdirector general de informática, Jesús García Marcos, con el que tuve que volver a emplear mis discursos de convinción. Tampoco fue difícil, porque cuando alguien cree fervientemente como yo que las TIC’s son el principal recurso para facilitar la vida a las personas con discapacidad, y las que ponen de manera eficaz y real recursos útiles para eliminar la discriminación, y el otro se muestra receptivo y sensible, no resulta excesivamente complejo. Retomamos la tarea de las comunicaciones para personas sordas o con discapacidad auditiva, pero tampoco nos dio tiempo. Dejé el ministerio.

Sin embargo, ahí no acaban mis experiencias con los fríos y deshumanizados tecnólogos. Entablé relación con el director general de Administración electrónica, del Ministerio de Presidencia, Fernando de Pablo, y empezamos a hablar de nuevo de la necesidad de accesibilidad de esta nueva Administración Electrónica. Y por primera vez también, y en gran parte por él, se introdujo también la accesibilidad y la usabilidad y las políticas que se estaban desarrollando en este campo en la AGE, en las jornadas TECNIMAP 2010 celebradas en Zaragoza. Todavía antes de dejar el último ministerio, tuvimos tiempo de concienciar a nuestros amigos los tecnólogos del  Ministerio de Industria de la necesidad de acceso por parte de las personas con discapacidad sensorial a la TDT, y sin ser competencia de nuestro Ministerio, también se consiguió empezar a fabricar el software para hacerlo posible.

La verdad es que, sin duda, ha sido un muy grato descubrimiento que los tecnólogos, al menos los que he conocido en toda esta etapa, no sean tan fríos como los aparatos que manejan, y tengan alma. Porque incluso, entre el señor sin discapacidad de El Corte Inglés y el anterior director general del INTECO, Enrique Martínez, también sin discapacidad, diseñamos el CENTAC (Centro Nacional de Tecnologías de la Accesiiblidad), con la intención de constituirse en el principal dinaminazador de la industria y del mercado TIC’s para facilitar la vida a las personas con discapacidad, con participación de la Administración, el sector privado y el sector social. Creímos en él y lo creamos. Y en este sueño, o proyecto, nos encontramos a otros dos tecnólogos que tampoco eran fríos ni sin alma, que no tenían discapacidad pera la hacían suya, y que fueron fundamentales. Los señores sin discapacidad de Vodafone, José Manuel Azorín y Federico Traspaderne.

Qué sorpresas te da la vida. Nunca terminas de aprender. Resulta que no sólo los señores de humanidades, letras y filosofías tienen sensibilidad y alma, e incluso a lo mejor más. En fin, estoy seguro, porque así me lo han demostrado, ahora que ya no puedo echarles los discursos (oficialmente) seguro que la necesidad de productos y servicios TIC accesibles y usables ya no se les olvida a mis amigos. Y sin tanta presión, una vez que ya no está (oficialmente) este pesado, de vez en cuando seguro que pueden relajar su alma leyendo unas buenas poesías o una novela de algún buen humanista.

jueves, 14 de abril de 2011

El distinto valor económico de los derechos


Leo en el diario El País del 1 de abril la noticia acerca de la guerra judicial entre Google y Microsoft, donde ésta última compañía se sumaba a la denuncia de otras empresas, acusándole de prácticas que lesionan la competencia y alteran el mercado. Menciona el artículo que, si la Unión Europea encontrara a Google responsable de estas conductas, podría sancionarlas con una multa de hasta el 10% de sus ingresos mundiales, 29.000 millones de dólares. Microsoft conoce el panorama, cuando es un reo ya apercibido, que ha tenido que pagar entre 2004 y 2008 1.600 millones de euros por su práctica monopolista de inclusión de su famoso navegador en sus sistemas operativos.

Es curioso ver cómo derechos económicos y de libertad de mercado, tienen más valor cuantificable en dinero que los derechos inherentes a la persona, teóricamente inviolables e irrenunciables. Hoy día, cuando actividades fundamentales para el futuro de la persona (educación, sanidad… ) se realizan a través de las NT, es necesario, y obligatorio, asegurar que todos los ciudadanos puedan tener garantizado su acceso; en caso contrario, las consecuencias, tanto en su presente como en su futuro, pueden ser nefastas. En esta sociedad tan avanzada, creemos que nos conocemos todos, pero la realidad es que nos seguimos desconociendo todos. Y en esta sociedad tan avanzada, sigue habiendo miles de personas con limitaciones por ser mayores, con discapacidades sensoriales o intelectuales, con dificultad en la movilidad…. Para quien sea relativamente profano en este campo, debe saber que las tecnologías, tanto en su formato físico como en sus contenidos e interfaces, deben cumplir unos criterios de accesibilidad y usabilidad para poder utilizarlas. Por tanto, cuando la accesibilidad y usabilidad de los bienes, productos y servicios de la Sociedad de la Información y la Comunicación es un requisito hoy en día cada vez más indispensable para pertenecer a esta sociedad TIC’s en igualdad de condiciones, y para participar de ella, ¿acaso no será más importante proteger el derecho a la comunicación, la información, la educación, la autonomía personal… todas vinculadas a las TIC’s de manera indisoluble hoy? ¿cuánto vale económicamente que un niño con discapacidad sensorial pueda usar su ordenador, tableta o libro electrónico igual que sus compañeros? ¿cuánto vale en euros que un ciego no pueda usar la TDT? ¿cuánto vale que un sordo no se entere de las noticias o pueda ver una película en el cine? …

Sería interesante establecer un ranking de derechos, ordenados no por su importancia y trascendencia en lo que afecta a la vida de la persona, más bien por su valoración económica en euros o dólares, valoración fijada con criterios desconocidos (para nosotros). Porque desde luego, si es por número de leyes donde están regulados los derechos a la igualdad, la no discriminación y la protección de los derechos fundamentales de las personas pertenecientes a grupos poblacionales en riesgo de exclusión o dificultades en el pleno ejercicio de sus derechos, y más específicamente las personas con discapacidad o mayores, los derechos de la persona ganan por goleada al derecho a la libre competencia y prácticas comerciales malsanas. Y entre los derechos de la persona hoy día, se vinculan inexorablemente los de acceso y uso a la Sociedad de la Información y la Comunicación, sociedad virtual que nos acerca, cada vez más de forma obligatoria y sin posibilidad de elección, a la salud, la educación, la información, la libertad  de expresión, la participación en la administración electrónica, o el ocio y la cultura. Así que, si es por número de leyes, en nuestro país, que es donde nos movemos, tenemos unas cuantas relacionadas con las TIC’s………

Sólo en nuestro país, y sólo en la última década, hemos forjado un nutrido cuerpo legal donde quedan, al menos escritos y publicados en nuestros boletines oficiales (lo que no es sinónimo de garantía real), gran parte de los derechos de participación de los ciudadanos con discapacidad o limitaciones y mayores, cuando están relacionados con los bienes, productos y servicios que forjan la sociedad de la comunicación y la información. No está de más recordar, para quien no esté documentado en la materia, la Ley 34/2002 de Servicios de Sociedad de la Información y del Comercio Electrónico, la Ley 32/2003, de 3 de noviembre, General de Telecomunicaciones, la Ley 10/2005 de 14 de junio, de Medidas Urgentes para el impulso de la Televisión Digital Terrestre, de Liberalización de la Televisión por cable y de Fomento del Pluralismo, la Ley 56/2007, de 28 de diciembre, de Medidas de Impulso de la Sociedad de la Información, la Ley 7/2010, de 31 de marzo, General de la Comunicación Audiovisual, la Ley 51/2003 de Igualdad de Oportunidades, No discriminación y Accesibilidad Universal, la Ley 27/2007, de 23 de octubre, por la que se reconocen las lenguas de signos españolas y se regulan los medios de apoyo a la comunicación oral de las personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas, o el Real Decreto 1494/2007, de 12 de noviembre, por el que se aprueba el Reglamento sobre las condiciones básicas para el acceso de las personas con discapacidad a las tecnologías, productos y servicios relacionados con la sociedad de la información y medios de  comunicación social, por citar sólo un número limitado de desarrollos legales que regulan aspectos relacionados con la accesibilidad, usabilidad, no discriminación e igualdad en el acceso y uso de productos y servicios TIC’s. 

Visto este panorama, ¿la falta de accesibilidad y usabilidad a los productos y contenidos y servicios que genera la sociedad de la información, que produce verdadera indefensión, vulnerabilidad y discriminación en los ciudadanos con discapacidad, en cuanto se valora? ¿Estaría por debajo o por encima de las prácticas comerciales desleales? ¿Qué multa tendría que conllevar no contemplar la accesibilidad y usabilidad en productos y servicios TIC’s, con las consecuencias personales y sociales que llevan aparejadas? Si a Google se le impone la pérdida de un 10% de sus ingresos, ¿el no poder acceder y usar las tecnologías usadas en educación virtual, no poder acceder al ocio y la cultura, no poder utilizar las herramientas TIC’s en el trabajo o no poder visualizar la TDT, valdría un 20% de pérdida de ingresos? ¿un 30 %? ¿o una multa por infracción leve de 301 euros, que contempla nuestra Ley 49/2007, de 26 de diciembre, por la que se establece el régimen de infracciones y sanciones en materia de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad?

La Convención de Derechos de las personas con discapacidad de Naciones Unidas ya ha sido ratificada por un buen número de Estados, entre ellos el nuestro, donde está en vigor desde el 3 de mayo de 2008 y forma parte de nuestro derecho positivo, y cuyo artículo 9 está titulado “Accesibilidad” y dedicado íntegramente a ella. Este artículo contempla entre otros los  aspectos específicos relacionados con la sociedad de la información y la comunicación. ¿No tiene suficiente peso específico para contemplar internacionalmente sanciones ejemplares?

Y la tan aclamada excusa política de, ¡oye, que es que España está en marco regulatorio mucho mayor, que no podemos hacer lo que queremos, que estamos en Europa…”. Bueno, pues resulta que esto no es del todo cierto. La UE también ha firmado institucionalmente la Convención, lo que nos hace ver que algo importará garantizar el derechos a la accesibilidad y uso de las TIC’s, porque también es de suponer que habrán leído el artículo 9.

Por otro lado, si nuestro país ha tenido y tiene competencia para regular las garantías de accesibilidad y usabilidad a la Sociedad de la Información y la Comunicación, como ha quedado demostrado en la normativa legal referida, también tiene competencia para castigar a los “malos” que no quieren cumplir la ley. Salvo claro, que el motivo y los criterios para establecer el ranking de importancia de los derechos sean de contenido reservado, y por tanto, nosotros, los ciudadanos normales, no podamos ni debamos conocerlo por motivos de seguridad nacional e internacional.